La ejecutiva regional del PSOE canario acordó el sábado, en una reunión con alguna tensión, que Ángel Víctor Torres, secretario general del partido, asuma la presidencia del Grupo Parlamentario, desplazando de ese puesto a Patricia Hernández, y que la portavoz -en sustitución de Iñaki Lavandera- sea Lola Corujo. La decisión fue muy contestada por José Luis Delgado, uno de los hombres de José Miguel Rodríguez Fraga, por considerar que margina a la agrupación socialista de Tenerife en la dirección del Grupo Parlamentario. Esa crítica fue asumida con sordina -sólo amplificada en algún medio- por los dirigentes tinerfeños. La posible designación de Gustavo Matos como portavoz adjunto (un asunto que debería ser discutido en el propio Grupo) no parece que sea interpretada por la dirección tinerfeña -aún todavía hoy en manos de una gestora- como un gesto hacia los socialistas de la isla, sino como un acuerdo personal de Torres con Matos que el primero no ha confirmado.

Torres explicó al terminar la reunión que Lola Corujo tiene que dejar la Alcaldía de San Bartolomé, en la isla de Lanzarote, y dedicarse exclusivamente a la portavocía parlamentaria, y -también- que si él decidió asumir personalmente el cargo que antes detentaba la exvicepresidenta, es porque ha sido elegido secretario general del partido, y ese es el modelo establecido también en el ámbito nacional, donde Pedro Sánchez preside igualmente el grupo parlamentario nacional del PSOE. En realidad, el paralelismo es algo forzado: nada obliga a Torres a asumir la presidencia del Grupo Parlamentario socialista, y si lo hace -como han explicado alguno de sus adláteres- no es porque tenga un especial interés por controlar la política parlamentaria, sino porque es consciente de la proyección pública que se logra desde la presidencia del Grupo, que habilita al diputado que la desempeñe -si tiene voz en la Cámara- a intervenir en cuestiones como el debate del estado de la nacionalidad, la votación de los presupuestos, la investiduras y posibles mociones de censura.

Torres no quiere a Patricia Hernández haciendo política por su cuenta en el Grupo Parlamentario, ni utilizando el protagonismo que el Grupo pueda darle, para preparar su candidatura a las próximas primarias, en las que Hernández maneja la opción de batirse con Torres por la candidatura a la Presidencia del Gobierno regional. Lo que Torres ha hecho al asumir la dirección parlamentaria, siquiera de manera formal, porque él no es diputado, es quitarse a un adversario de delante. Aunque eso no quiere decir que Patricia Hernández no vaya a intentarlo. Ganó la nominación ya una vez, aunque es cierto que lo hizo contra la candidata -Carolina Darias- de un secretario general que había decidido no repetir. Y ese no es el caso esta vez. En el PSOE, el peso del secretario general es enorme. Y quienes creían que Torres iba a ser un secretario general melifluo, se están llevando la sorpresa de descubrir que más bien tiene decidido controlar el partido con mano férrea e ir a por todas?