Solo unos pocos millones del Fondo de Desarrollo de Canarias (creo que 32 de los mil del plan) se destinan este año a asuntos relacionados con depuración, canalización o reutilización de aguas. Se han presentado los Presupuestos más expansivos más sociales y más chiripitifláuticos de la historia de la Autonomía, y nadie, ni desde el Gobierno ni desde la oposición (lo que resulta aún más chocante) ha dicho ni pío porque no se encuentre en ellos ni un euro finalista para depurar aguas y evitar vertidos. En los meses de septiembre y octubre, mientras las microalgas y la porquería flotante en nuestras playas se presentaban como el principio de un apocalipsis local, medios de comunicación y políticos se inventaron un florido y ruidoso debate sobre nuestro desastroso sistema de vertidos (unos) y sobre las grandes obras que se iban a hacer en tratamiento, depuración y reutilización del agua (otros). Era importantísimo acometer los trabajos para evitar seguir contaminando nuestras costas y nuestro subsuelo, pero ahora no se ven los cuartos por ningún lado.

Es verdad que, además de los 32 millones del FedeCan, pudiera haber algo en partidas innominadas de Política Territorial, como la que se refiere al Plan Estratégico de Actuaciones Medioambientales, con 2,4 millones. Pero no hay forma de saberlo con anticipación, porque el dinero de esa y otras partidas-bolsa son recursos a disposición de los departamentos. La Dirección General de Aguas -dependiente de Agricultura- también tiene algunos programas: el plan de Saneamiento, las asistencias técnicas al Plan Hidrológico (para preparar el gasto de dinero europeo), el sistema de saneamiento de puertos? unos diez millones. Algo de eso podría ir a mejorar el sistema de tratamiento y vertidos, pero sería el chocolate del loro, muy poca cosa. Lo real es que en los presupuestos canarios no hay dinero para afrontar globalmente el problema de las aguas residuales.

Es cierto que la cuestión es competencia municipal e insular, pero la experiencia nos dice que las grandes infraestructuras de depuración siempre se realizan con recursos de las administraciones central y canaria. Quizá sea por eso que en el Presupuesto del 2018 no hay partidas específicas, a la espera de que llegue (si llega) la renovación del Convenio de Obras Hidráulicas, condicionado a la aprobación de los Presupuestos del Estado para 2018. Ahí sin duda habría dinero. Pero sólo con la prórroga del Presupuesto 2017 no entrará un duro, porque el convenio concluye el 31 de diciembre, y para renovarlo tiene que haber cuentas nuevas. Crucemos los dedos.

En fin, que se presenta el Presupuesto 2018 y del desafío de los vertidos que tan necesario era afrontar, si te he visto no me acuerdo. No se acuerda el Gobierno, y no se acuerda la oposición. ¿Por qué? Pues porque los titulares han sido colonizados por otros intereses: las tonterías de Puigdemont en Bruselas, si Rajoy cobró o no sobresueldos, los sondeos del CIS, o -aquí abajo- lo de siempre, la pelea inagotable de la tele o lo que reporta más dividendos políticos a quienes se ocupan de nuestros intereses. A saber: el dinero que va para Educación, para Sanidad y para Asuntos Sociales. Si se contratará a más gente para acabar con las listas de espera, si se atenderán las necesidades de la formación profesional, o para administrar ese plan contra la pobreza, dotado con una cifra tan ridícula que da hasta pena hablar de ella. O -por supuesto- la exención del IGIC a compresas y tampones, medio euro de ahorro por año y usuaria. Pero ni una sola pregunta de la oposición sobre el tratamiento o la reutilización agrícola del agua? ¿Dónde quedan los golpes de pecho de las microalgas que el frío bajó de los titulares? Ahora toca lo que toca. Hasta el próximo verano.