Un estudio científico de la Universidad de Sevilla ha certificado que las islas de Tenerife y Gran Canaria quedarán unidas, geológicamente, en un futuro. Canariones y chicharreros unidos por la vida al más puro estilo regional. El presidente del Cabildo canarión, Antonio Morales, ya tiene el susto encima. Carlos Alonso, presidente tinerfeño, ya ha dicho que exportaremos los guachinches a la tierra hermana.

Los nacionalistas de ambos lados se unirán, dentro de poco estaremos a tiro de piedra. José Bermúdez, alcalde chicharrero, y Augusto Hidalgo, alcalde canarión, ya han hablado para unificar servicios y ahorrar a los ciudadanos. Se llevan bien estos alcaldes. Clavijo le está dando vueltas al asunto, a ver dónde está la sede de Presidencia. Siempre quedará La Graciosa, tan bonita y recién llegada. ¿Se imaginan la playa de Las Teresitas uniéndose a Las Canteras?

Tato el Coneja, de Tenerife, y Pepito el Isleta, de la Gran Canaria, mantienen sus dudas. Quedaron anoche en Agaete, y dos piedras. Lo hablaron. Y entre un vino de Tacoronte y otro del Monte Lentiscal se pusieron de acuerdo. No les preocupa. Queda un millón de años para que ocurra. Ni usted, ni yo, ni nuestros hijos, ni tataranietos lo veremos. Vivan las Islas Canarias.