Y luego dicen que no nos gusta el juego y el vino, como decía Serrat. Los canarios gastamos el año pasado casi 1000 millones de euros en juegos de azar. Un aumento de más del 6 % respecto al ejercicio anterior. Esto va creciendo, amigo. De media, cada ciudadano de esta tierra única gasta unos 330 euros. Alguien, sin duda, se está gastando mi parte. La maquinita del bar y la casa de apuestas se frotan las manos. La cerveza y las monedas se consumen juntas.

Las loterías y apuestas del Estado siguen siendo el producto estrella, el mayor gasto neto. Ya la gente anda loca estos días buscando números en gasolineras y lugares de referencia. Como si por comprarlo en un sitio te fuera a tocar. Pero ese en sí no es el problema.

Creo que ya lo he escrito y lo volveré a hacer mil veces. El juego que más ha aumentado es el de las apuestas deportivas en locales, que siguen al alza con un incremento que roza el 70 por ciento. ¿Lo ha leído bien? Un 70 por ciento más. Da miedo. ¿Y saben quiénes son potencialmente los mayores apostantes? Menores de edad, que incluso pagan a adultos para que les hagan las apuestas. Lo he visto con mis propios ojos. Alguien tiene que atajar este asunto, que día a día se nos está yendo de las manos. ¿De dónde sacan el dinero para esas apuestas? Estamos creando una generación de ludópatas empedernidos, que no pinta nada bien. Ahí queda eso.