Mi apellido me persigue. Somos gente tranquila, de La Gomera, que no se sabe por qué, cuando nos enfadamos, somos peores que una tormenta tropical. Ya mi abuelo Perico apuntaba maneras. Una vez un extranjero le preguntó: "Do you speak English?" Perico sacó el cuchillo de platanero y le espetó: "¿qué tú me vas a picar en la ingle? Ven pa acá que yo sí te voy a picar a ti?" Ya ven, así se las gastaba.

A mi padre, Inocencio el Policía, reconocido relaciones públicas y músico, no le tembló el pulso en 40 años de servicio. Mi madre Camila Teresa, maestra, una de las primeras mujeres en salir de La Gomera a estudiar en los años 60, con dos trillos, siempre supo afinarlo. ¿y todo esto a qué viene, dirán? A que las familias se forjan a base de principios y valores y hasta de tormentas tropicales. Algo que estamos perdiendo.

Hay que saber ser contundente. Pero procuren mezclarlo con algo de sensibilidad. Procuren golpear, pero aprendan también a besar. Porque es verdad que la vida te dará los besos que tú puedas dar. Que una caricia a tiempo es una victoria y que un NO en el momento preciso también vale la pena. Cuidemos a nuestra gente joven a base de valores. No les dejen en la soledad de la calle o en la frialdad de las malas compañías. La fábrica de principios está abierta, pueden venir. Serán bien recibidos. Feliz Navidad.