Años pares, años impares. Dicen que los buenos son los segundos. Los pares suelen ser roñosos. Los impares suelen ser gloriosos. Así que vamos a uno bueno. Y dejamos uno barato atrás. Aunque el próximo tenemos elecciones: siempre tiene que haber un garbanzo negro. Comedera de tarro permanente desde enero. Bueno, así por lo menos las farmacias ganaran con el consumo de aspirinas.

A ver si nos va mejor. A ver si él espíritu de César Manrique le sopla a Pedro Sánchez que está en Lanzarote y de alguna manera nos llega del Estado el dinero que nos deben. ¿Saben? Se lo han ganado todos ustedes. Han trabajado por sus familias, lo han dado todo. Han querido a los suyos. Han llegado a casa por las noches cansados, pero conscientes de que hacían lo que podían. El último pensamiento antes de cerrar los ojos seguro que fue "venga, vale la pena, por los pibes, por todo, por lo que queremos, mañana hay que saltar de la cama". Sí, les van a poner sobresaliente.

Esta noche al brindar, mírense a los ojos y ataquen con todo el cariño. No lo guarden. Miren al 2019 sin miedo. Por los que fuimos, por los que estamos, por lo que seremos. Seguro que en este mundo perdido y loco, donde ya los sentimientos han bajado a segunda división y la locura lidera todo, pueden encontrar algo bueno de verdad. Acaricien al 2019, quiéranlo. Nos lo merecemos. Feliz año nuevo.