Ángel Víctor Torres ha anunciado que su partido, el PSOE, intentará cerrar acuerdos de izquierda si gobierna en Canarias -o en los lugares de Canarias donde gobierne- tras las próximas locales y regionales. Es de agradecer que lo aclare: los partidos suelen mantener sus intenciones de pactos postelectorales en el más ruidoso silencio. Lo razonable sería que las desvelaran antes de que uno les vote: así, quien prefiera un gobierno de izquierdas, de derechas, de nacionalistas o de mediopensionistas, sabe a qué atenerse cuando acerque su papeleta a la urna. Adelantar con qué otras fuerzas políticas se prefiere gobernar es una práctica tradicional en las democracias europeas, en las que es costumbre que los partidos no sumen mayorías con facilidad y haya que recurrir a los pactos. Aunque en todas partes cuecen habas y silencios: me imagino, por ejemplo, que parte de los italianos que votaron a la xenófoba Liga de Matteo Salvini o al radical movimiento Cinque Stelle de Luigi di Maio, se habrían pensado votar a otras opciones si alguien les hubiera explicado que la ultraderecha populista del Norte y la ultraizquierda populista del Sur pretendían repartirse el poder.

Por eso, a mí me parece un acierto que el socialista Torres explique que él quiere un pacto por la izquierda. Un pacto que -digo yo- implicará sumar los votos de Podemos y Nueva Canarias para elegirle a él jefe del Gobierno. Otra cosa es saber si esa posición que defiende Torres es la que defiende el PSOE: en Canarias, la política de alianzas de los socialistas se decide en el Comité Regional, que -si no me equivoco- aún no ha adoptado ninguna decisión en ese sentido. De hecho, el PSOE gobierna en importantes corporaciones de las Islas con partidos que sólo lisérgicamente podrían ser considerados de izquierdas (como Coalición Canaria o el PP, por ejemplo) y no tengo demasiado claro que los socialistas palmeros se estén planteando un acuerdo con Podemos y Nueva Canarias, es un decir.

Probablemente, cuando Torres se refiere a lo que hará el PSOE canario se está refiriendo más bien a lo que ya hace el PSOE grancanario en esa legislatura, que ha sido apoyar a Antonio Morales como presidente del Cabildo, a cambio de la vicepresidencia que -precisamente- ocupa él. Ese pacto puede considerarse un pacto de izquierdas, a pesar de que Nueva Canarias no es ''exactamente'' un partido de izquierdas, y a pesar de que Podemos no lo respalda. Podría decirse que el pacto del Cabildo grancanario es de izquierdas por los mismos motivos por los que podría afirmarse lo mismo del pacto en el Cabildo de Tenerife o en el de La Palma: porque el PSOE está en él.

Lo que sí es verdad es que en Gran Canaria los socialistas -con la excepción del nuevo candidato socialista al Cabildo, Luis Ibarra- están tan identificados con el ''izquierdista'' Morales que defiende decisiones tan poco izquierdistas como la compra de los terrenos de Amurga a los cuñados de Román Rodríguez. Pero eso es sólo una pequeña contradicción.