El Gobierno de Venezuela se apoyó en las FARC colombianas en su estrategia de seguridad después del fallido golpe de Estado de 2002 contra el presidente Hugo Chávez, según un informe publicado ayer en Londres por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, en sus siglas en inglés).

El IISS ha elaborado un detallado estudio sobre la evolución de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) a partir de información interna confiscada al grupo por el Ejército colombiano durante una redada en territorio ecuatoriano en marzo de 2008, en la que murió el líder guerrillero conocido como Raúl Reyes.

Las Fuerzas Armadas de Colombia requisaron archivos de Reyes, cuyo verdadero nombre era Luis Edgar Devía Silva, desde el año 2000 hasta su muerte guardados en ocho dispositivos de memoria dentro de un maletín de metal, donde también había documentos históricos de las últimas tres décadas de la organización.

Tras pedirle a la Interpol que verificara que esos archivos no habían sido alterados, el Gobierno de Colombia pidió al IISS que analizara su contenido, según explicó ayer el director del instituto para Amenazas trasnacionales y riesgo político, Nigel Inkster.

Ayuda financiera

Una de las principales conclusiones, en cuanto a la relación con Venezuela, es que el Gobierno de Chávez "permitió a las FARC operar en su territorio", les ofreció ayuda financiera e incluso les pidió "que entrenaran a grupos paramilitares para defender la revolución frente a otros golpes de Estado o invasiones externas", dijo el autor del estudio, James Lockhart Smith.

"Hay que ponerlo en el contexto estratégico: después del golpe de abril del 2002, el régimen se aterró porque vio que el golpe estuvo cerca de tener éxito y vio también que no podía contar con la lealtad de las Fuerzas Armadas", explicó el académico.

De los correos obtenidos de Reyes se desprende que el Gobierno venezolano desarrolló una directiva, llamada "plan de contingencia", que llegó hasta los estamentos más bajos de las fuerzas de seguridad del Estado y que "consistía en desarrollar una base paramilitar para defender el régimen y contrarrestar futuras movilizaciones de la oposición dentro de Venezuela", aseguró Lockhart.

"El plan era utilizar fuerzas paramilitares para neutralizar a opositores claves a través de asesinatos y sabotaje", afirmó.

Varios grupos paramilitares muy diversos -vinculados, según el IISS, a los círculos bolivarianos de Freddy Bernal, grupúsculos del Barrio 23 de Enero y el Partido Comunista venezolano-, estuvieron en contacto con las FARC entre finales del 2002 y principios del 2003 para recibir entrenamiento.

"No queda claro que Chávez tuviera conocimiento de este entrenamiento", aclaró el autor del estudio, quien se refirió a una reunión entre las FARC y una persona del servicio secreto venezolano DISIP en la que el enviado, un mando intermedio de esa organización, afirmó que el presidente venezolano no tenía constancia de su visita.

Esta persona, identificada por Reyes como Amín y cuya verdadera identidad no ha podido ser verificada, "pide tres o cuatro expertos en pistoleo, carros bomba y sistemas de detonación con control remoto para que vayan a Caracas a cometer acciones", sostiene Lockhart.