La Organización de Estados Americanos (OEA) inauguró ayer su XLI Asamblea General con la intención de buscar un acuerdo en materia de seguridad, pero la "desconfianza" de algunos países miembros pondrá a prueba su capacidad para consensuar una resolución.

Uno de los países claves en la cumbre será Venezuela, cuyo Gobierno, presidido por Hugo Chávez, "tiene relaciones complicadas con varios gobiernos", lo que hace "muy difícil" que formen parte de un mecanismo de cooperación regional, según apuntó ayer el presidente de Diálogo Interamericano, Michael Shifter.

Representantes de la República Bolivariana, que aprobó la reincorporación durante la Asamblea General extraordinaria que se celebró en Washington el pasado miércoles, dijeron que su país lo hacía "con reservas" y volvería a poner sobre la mesa el asunto de los derechos humanos.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, reiteró que el propósito de la Asamblea es "alcanzar resoluciones que promuevan el desarrollo de la cooperación internacional para enfrentar la situación de seguridad ciudadana" en el continente, y afirmó que "la gente espera" de la OEA "no solo declaraciones".

Falta unidad política

Pero según Michael Shifter, a pesar de las buenas intenciones manifestadas en las últimas semanas, en estos momentos no están dadas las condiciones políticas para alcanzar un consenso en torno a la materia de seguridad, porque "cada Gobierno está haciendo su propia política" y "todavía falta una iniciativa conjunta". Las diferencias entre los modelos de gobierno pueden ser un escollo para conseguir ese compromiso en el seno de la Asamblea, señaló Shifter.

Centroamérica se ha convertido en una las zonas del mundo con las mayores tasas de homicidios, vinculados en su mayoría a la acción de los grupos de carteles del narcotráfico que trasiegan hacia Estados Unidos la droga que se produce en el sur del continente.

En el caso de Centroamérica, que según la ONU sufre las mayores tasas de asesinatos en el continente, Shifter recordó el reciente conflicto limítrofe entre Nicaragua y Costa Rica, así como el golpe de Estado que sufrió en 2009 Honduras, recientemente reintegrada en el organismo con la reticencia de algunos países.