María José, de 37 años, es madre de tres hijos (de 18 meses, 15 y 18 años). Está separa, no recibe ninguna prestación económica ni de los padres de sus hijos ni de las administraciones y lleva dos años en paro. Gracias a la Unidad Móvil de Emergencia Social (UMES) de Cruz Roja, que reparte desayunos por barrios de Santa Cruz de Tenerife, María José cubre una necesidad alimentaria de sus hijos.

Este proyecto reparte de lunes a viernes cerca de 125 desayunos, consistentes en un sandwich y un jugo, a familias de la capital.

Financiado con fondos propios de Cruz Roja, este proyecto se creó en 2009, y desde entonces hasta la actualidad ha duplicado el número de usuarios.

Para desarrollarlo, cerca de doce voluntarios se alternan para ir cada mañana a la sede de Cruz Roja, donde con productos frescos preparan los desayunos para que la UMES llegue a partir de las 9:00 horas al punto de encuentro en estos barrios , donde las personas beneficiarias les esperan para cubrir "la comida más importante del día". Los desayunos que reparte la entidad consisten en un sandwich y un zumo.

Aunque en sus comienzos estuvo subvencionado por CajaCanarias y luego por Banca Cívica, este año no recibirán ningún tipo de ayuda económica, por lo que será financiado con fondos propios, y, de forma puntual, a través de convenios de colaboración con algunas empresas para ceder alimento, explica Olga Nazco, responsable del programa de lucha contra la pobreza y la exclusión social de Cruz Roja.

Aunque hasta ahora esta programa se realiza solo en dos barrios de Santa Cruz de Tenerife, la situación actual de cientos de familias hace que la entidad quiera ampliar el proyecto a más municipios, aunque se ven limitados por la disponibilidad económica para hacerlo.

En cuanto al perfil de los beneficiarios de esta ayuda, si bien hay un nuevo colectivo que ha sido azotado por la crisis, "estos usuarios son familias que ya padecían una situación económica precaria desde antes, pero que la han visto empeorada ", explica Eva, trabajadora social de Cruz Roja.

"Son familias con muchos hijos, más de tres -continuó-, y que tienen problemáticas familiares (desestructuradas o con adicciones). Los progenitores son jóvenes (40 años), con hijos que también son padres, y todos viven en el mismo hogar, y que ya conocen los recursos sociales. Además, su nivel de estudios no es alto, lo que dificulta la incorporación al mercado laboral".

Pero estas personas no solo se benefician de esta iniciativa, sino que su situación económica y social hace que Cruz Roja les incluya en otros programas, como el reparto de alimentos. De ahí que la entidad tenga en marcha la campaña "Menos mal que estáis ahí. Ya sabemos que no podemos llegar a todo, pero sin vosotros no llegaríamos a nada", a través de la cual agradece la colaboración de sus socios y anima a los que no lo sean a colaborar con sus proyectos.