Nació en Roma hace 44 años y es uno de los rostros más conocidos de la escena artística nacional. La actriz Aitana Sánchez-Gijón actuará esta tarde (19:00 horas) en el teatro Guimerá de la capital tinerfeña para interpretar la obra "Babel", una pieza en la que compartirá cartel con los intérpretes Pilar Castro, Francesc Albiol y Jorge Bosch. "Soy una privilegiada por seguir participando en proyectos estimulantes", argumenta una mujer que tiene en su palmarés treinta y seis filmes, más de una docena de experiencias teatrales y diez proyectos televisivos.

¿Es cierto que el teatro, por aquello de que siempre está en crisis, se mueve algo mejor en este ciclo económico tan inestable?

El hecho teatral ocurrirá siempre que exista un actor o una actriz y una plaza en la que actuar, es decir, que se necesita muy poco para originar esa magia. El vínculo entre un intérprete y un espectador es tan fácil de construir que no se requiere una gran inversión. El teatro es una necesidad y una forma de expresión que atempera la soledad de los artistas y la de los espectadores. Ambos se desean...

¿Hasta qué punto las artes se han visto "secuestradas" por un sistema financiero en caída libre?

Las artes acompañan y son un impulso para alimentar el alma, pero los artistas tienen que cobrar por su trabajo... Por muy difíciles que estén las cosas, el arte siempre va a encontrar nuevas vías de expresión para mostrar esos lenguajes. Soy una actriz privilegiada por seguir participando en proyectos estimulantes. El 90% de los actores españoles no viven con dignidad. No hay presupuestos para pagar los montajes, la subida del IVA ha afectado mucho y la crisis ha condicionado las prioridades de los ciudadanos. Son demasiados inconvenientes para no pensar que vivimos un ciclo adverso.

La cultura española está tocada de muerte, ¿no?

Como mínimo está herida de gravedad. La cultura tendría que ser una cuestión de Estado como, por ejemplo, lo es Francia, pero en este país no lo sentimos así. Si la sanidad y la educación ya han dejado de ser una cuestión de Estado en España, qué no va a ocurrir alrededor de la cultura.

¿Usted, que conoce las interioridades que rodean al cine nacional, comprende las críticas que se generaron con algunos discursos en la última gala de los Goya?

Yo no he visto ninguna situación de victimismo ni llantos de cara a la galería... Los que tuvieron la posibilidad de hablar se expresaron libremente como ciudadanos. En la última gala de los Goya se oyeron las cosas que están en la calle; nadie se inventó nada. Lo que no logro entender aún es cómo no se ha producido una revolución ciudadana. Lo que pasó en los Goya fue algo civilizado que reflejó el estado de ánimo del país.

¿Cree que los profesionales de la cultura están siendo utilizados como cabezas de turco?

No entiendo todo el revuelo que se genera cada vez que uno de los míos opina de asuntos que son del interés de toda la sociedad... No es justo criticar a la gente que trata de generar cultura para esconder un cabreo social. A mí me hubiera resultado más extraño, por ejemplo, que en la última ceremonia de los Goya nadie se atreviera a hablar de unos problemas que ya no se pueden ocultar. Eso sí que hubiera sido una frivolidad porque el cine y el teatro tienen una misión de entretenimiento importante, pero también tienen que servir para denunciar situaciones que son injustas.

¿Comparte la opinión de Enrique González Macho, presidente de la Academia del Cine, sobre las sombras que ya amenazan a las películas con participación española para el curso 2013?

Yo no sé qué películas se están rodando ahora, pero seguro que se pueden contar con los dedos de una mano... El año pasado aún disfrutamos con buenos proyectos porque la situación económica no era la actual y estoy convencida de que eso se va a notar muchísimo...

¿El público tendrá la posibilidad de ver este año a Aitana Sánchez-Gijón en la gran pantalla?

Películas no, lamentablemente películas no tiene casi nadie... Lo que sí tengo es teatro. Aparte de "Babel", a finales de abril estreno en el Teatro Español de Madrid "La chunga", de Mario Vargas Llosa.

¿Después de grabar "Maktub", hace algo más de dos años, siente la necesidad de volver a hacer cine?

Sí, pero eso es algo que no está en mi mano arreglarlo (ríe). Yo no he dejado el cine, simplemente, llevo dos años sin rodar (desde que participó en Tenerife en la grabación de unas escenas de "Maktub") porque nadie me ha contratado.

¿Ser un rostro conocido dentro de la cinematografía española le ha servido a la hora de que se acuerden de usted para hacer teatro?

Mi gran virtud es que nunca he querido centrar toda mi actividad profesional en el cine de manera exclusiva, sino que exploré otras posibilidades en el mundo de la televisión y en el teatro. Eso es algo fantástico porque multiplicas por tres las opciones de que te llamen para trabajar.

¿Cómo valora que los productores busquen como gancho a esas caras más populares?

Eso es algo lógico... Cuantos más rostros conocidos incorpores a un elenco, más público acudirá a una función. Esa regla no es nueva, sino que se aplica desde hace muchos años y el teatro ha sabido utilizarla.

¿En qué punto sitúa su carrera profesional?

A mí me queda mucho que dar al mundo de la cultura porque esto es una carrera de fondo en la que siempre hay un papel por interpretar. En el teatro puedes hacer de abuela o de bisabuela sin que nadie tenga la necesidad de mirar tu partida de nacimiento. Siento que aún estoy en el ecuador de mi carrera, que me queda mucho por disfrutar, que necesito el contacto con el público...