El personal sanitario de la Unidad de Cirugía Cardiaca Infantil del Hospital Materno-Infantil de Gran Canaria (centro de referencia para todo el Archipiélago) y los representantes de los padres de niños con enfermedades o problemas cardíacos de Canarias hicieron pública ayer su "preocupación y decepción" por la decisión tomada por la Consejería de Sanidad de firmar un convenio con el Hospital La Paz de Madrid para que profesionales de ese centro se trasladen a las Islas dos semanas al mes a operar los casos programados y se les deriven los urgentes a Madrid.

"Vaya por delante que creemos que los profesionales de La Paz son incuestionables y que los niños van a estar en buenas manos, pero la Consejería ha maltratado a todos los agentes implicados, dejando de lado a los profesionales médicos y a los padres, faltándoles el respeto a los médicos italianos que hasta ahora eran los que venían a operar a las Islas los casos graves e incumpliendo todo a lo que se comprometió", declaró ayer el jefe de Cardiología Pediátrica del Materno, Pedro Suárez, que asegura que "ahora el futuro de la Unidad no está mucho más claro. De hecho, lo único que se ha conseguido es posponer su cierre hasta dentro de tres años".

Y es que este médico asegura que en los términos en los que se ha establecido el convenio con La Paz "no se ha conseguido avance alguno ni en la formación de profesionales ni en el tratamiento de los casos. El número va a ser el mismo y eso dará pie a que, desde que a la Consejería le apetezca, vuelvan a plantear que no es rentable, que cuesta mucho dinero y que prefiere desmantelarla y mandar a los niños fuera".

Así, los profesionales del Materno Insular esperaban que Sanidad valorara su propuesta y que en vez de seguir externalizando el servicio, lo unificara dentro de Cardiología.

"Tener un cirujano aquí en exclusiva para los niños no es una buena idea porque tendría como mucho unas 117 intervenciones quirúrgicas al año, es decir, que muchos días estaría de brazos cruzados, pero si se le da la oportunidad de operar tanto a niños como adultos, ya estaríamos hablando de 500 o incluso 600 operaciones y sería mucho más eficaz desde todas las variables posibles y candidatos no faltarían", explicaba ayer Pedro Suárez.

No obstante, a los padres tampoco les convence la situación y lamentan que, "pese a todo las promesas", nunca se haya contado con ellos y se hayan ido enterando de las decisiones "a toro pasado", según manifestó el secretario de la Asociación Tricontinental de Cardiopatías Congénitas, Gonzalo Martel, que fue más allá y solicitó el "cese inmediato" de la directora del Servicio Canario de Salud (SCS), Juana María Reyes, por aludir en varias ocasiones a la existencia de una auditoría de 2006 en la que supuestamente salieron a la luz datos preocupantes sobre las intervenciones quirúrgicas practicadas en ese servicio.

"Se está tratando de desprestigiar la unidad para cerrarla y no lo permitiremos", advirtió Martel.