En su décima edición, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (MACO), que se inauguró hoy en la capital mexicana, se ha convertido en una cita clave para coleccionistas de arte latinoamericano, que cada vez está más presente en esta feria.

Este año se abrió por primera vez la sección de "Arte Moderno", dedicada a las prácticas desarrolladas en Latinoamérica, principalmente durante la segunda mitad del siglo XX, que sean antecedentes de las propuestas de arte actual en la región.

Esta sección se suma a las ya existentes "Principal", en donde se presentan galerías internacionales de mayor trayectoria, "Zona MACO sur", cuyas obras tienen como hilo conductor la migración y el desplazamiento, y "Nuevas Propuestas".

Esta última es una sección en la que participan galerías internacionales con proyectos individuales de artistas menores de 35 años y en ella se ha dado prioridad a artistas que vivan y trabajen en América Latina o cuya obra verse sobre cuestiones relacionadas con esta zona geográfica.

Hasta el próximo domingo, se espera que cerca de 35.000 personas visiten esta feria en la que participan 110 galerías de 25 países y en la que también se muestran obras de artistas consolidados como los españoles Joan Miró y Eduardo Chillida.

Pero los protagonistas de la cita son los autores latinoamericanos traídos por galerías como Henrique Faria Fine Art procedente de Nueva York, que desde su fundación ha tenido el objetivo de trabajar con artistas procedentes de esta región.

Según contó su director Henrique Faria, ésta es la quinta vez que participan en MACO, que en su opinión es "una de las ferias más importantes de Latinoamérica" en términos de "variedad, diversificación y contenido".

En ella pueden verse desde esculturas hechas con cartón piedra o con cucharas colgantes, hasta videoarte, piezas que juegan con la luz o instrumentos musicales hechos a base de armas, como es el caso del artista mexicano Pedro Reyes.

Según afirmó Niki Nakazawa de la galería Labor, el artista lleva utilizando como materia prima desde 2007 las armas que la policía o el Ejército mexicano decomisan.

"Decidió que lo que quería hacer eran instrumentos de la paz, musicales, que al tocarlos generen un ambiente de convivencia y se vuelva como un exorcismo del pasado de esas armas", contó Nakazawa, quien explicó que incluso se han organizado conciertos con estos instrumentos que pueden alcanzar un valor de hasta 60.000 dólares.

La sensación de que Latinoamérica es una zona emergente económicamente pesa en galerías como la española Bacelos, que por segundo año consecutivo viene a México en busca de nuevos mercados.

"De todos es sabido que el mundo latinoamericano y América son unas sociedades económicamente muy emergentes, y para nosotros que vivimos una situación bastante complicada en España es obligado salir a buscar nuevos mercados, nuevos coleccionistas y nuevas vías de expansión en un país como México", dijo María Colubi, encargada de la sede que esta galería tiene en Madrid.

Además de las galerías expositoras, durante estos cinco días habrá un programa paralelo de presentaciones de libros, una sección de propuestas gastronómicas y conferencias bajo los títulos "Lo permanente y lo temporal, exposiciones y colecciones", "Coleccionando el mundo" y "Coleccionismo de Arte en América Latina".

Dentro de la feria se otorgarán además dos premios de adquisición, uno dotado de 30.000 dólares para el arte emergente y otro, el de Fotografía Purificación García, que otorgará 10.000 dólares para obra a uno o varios creadores.