Los ensayistas y activistas Susan George y Carlos Taibo coinciden en la idea, tantas veces repetida, de que lo que vivimos no es una crisis, sino una estafa. Pero es que además, son varias estafas en una, con víctimas repartidas por todo el planeta, y sus efectos amenazan con colapsar nuestras relaciones económicas y nuestra misma forma de vida.

La francoestadounidense y el español abrieron ayer el tercer foro "Enciende la tierra", promovido por la Fundación CajaCanarias, y lo hicieron con una intervención tan apasionada como preocupante es el panorama que ambos dibujaron con sus palabras.

"Además de la financiera, hay otras crisis en la trastienda", observó Taibo, quien, tras detallarlas -el cambio climático, el encarecimiento de las materias primas, los problemas demográficos, el expolio de la riqueza de los países del Sur, la marginación de las mujeres-, advirtió de que conforman "una combinación literalmente explosiva".

George y Taibo también comparten otra idea, la de que esto no es un ciclo más que será superado tras unos años de sufrimiento. La primera sentenció: "El concepto de crisis implica un punto en el que debe tomarse una decisión, y esto es una situación permanente". El segundo -de verbo tan asombrosamente fácil que no es de extrañar que el moderador del encuentro, Álvaro Marcos Arvelo, recordara que se lo ha descrito como "un hablador profesional"- aconsejó desechar la "visión cíclica de los hechos propia de los países del Norte" y situó al capitalismo en "fase de corrosión terminal".

"Las democracias cautivas" era el asunto que los congregaba ayer en la sede central de CajaCanarias bajo el recuerdo del recientemente fallecido José Luis Sampedro, cuya invitación -a través de vídeo- a "desescombrar" fue seguida al pie de la letra por los dos.

Y es que lo que ahora sucede es "un ataque directo a la democracia y sus valores", denunció Susan George. Las embestidas al sistema democrático se están produciendo por diferentes vías: la falta de regulación de unos poderes financieros que campan a sus anchas, el traslado a los ciudadanos de los costes generados por los desmanes de aquellos o la ocupación de responsabilidades políticas por quienes hasta hace poco gestionaban las grandes firmas a las que se atribuye el descalabro económico.

"¿Vale la pena celebrar elecciones? ¿Por qué no los colocamos directamente al frente del poder?", llegó a preguntarse, en clave irónica, esta firme defensora de una tasa que grave las transacciones especulativas internacionales.

La palabra "colapso" fue pronunciada numerosas veces durante la charla. Las advertencias más inquietantes vinieron de parte de Carlos Taibo, que acusó a quien ha comparado la actual crisis con el "crash" del 29 de "quedarse corto". Aquella crisis trajo "el asentamiento de los fascismos", y la que ahora vivimos puede hacerlo también, pero "ya no por grupos neonazis, sino por los centros de poder económico y político". El porvenir puede ser, alertó, "un darwinismo social militarizado".

La extrema interconexión de las empresas que manejan buena parte de la riqueza mundial -la mayoría bancos- es, para George, otro motivo de alarma. "Estamos en el filo del cuchillo. Si a alguna le pasa algo, todas caerán. Perderíamos depósitos, seguros, pensiones...".

Pero como, según Taibo, no conviene sentarse a esperar a que este colapso se produzca -"aumentaría los problemas y disminuiría las posibilidades de resolverlos"-, la conversación fue pródiga en propuestas, que vienen de la mano del "renacimiento de los movimientos de emancipación y contestación". Se trata de "abrir espacios de autonomía con reglas del juego diferentes": ecoaldeas, cooperativas integrales, economía social o el "decrecimiento". Es urgente hacerlo porque "cada minuto que pasa se acerca el colapso".