Viena intenta esclarecer el pasado de las personas que dan nombre a unas 4.100 de sus calles, en un paso más en su esfuerzo por hacer memoria histórica en la capital austríaca, especialmente de sus capítulos más negros.

Los resultados del estudio, encargado hace dos años a una comisión de historiadores encabezada por el catedrático Oliver Rothkolb, se harán públicos en junio.

Después, las autoridades deberán decidir si cambian los nombres de algunas calles, explicaron fuentes del Ayuntamiento de Viena.

En la capital austríaca hay unas 6.500 calles, de las cuales 4.100 llevan el nombre de personas, y la vida de estas es objeto de la investigación en la que los historiadores deben buscar posibles elementos conflictivos de su pasado.

En declaraciones a Efe, Rathkolb adelantó que los miembros de su equipo diferenciaron tres grupos de personas con un pasado cuestionable en diversos grados.

En el primero están aquellos cuya "biografía real" resultó, a la luz del nuevo material encontrado en los archivos, muy divergente de la "biografía conocida", y reveló que estuvieron más comprometidos con el régimen nazi de lo que se pensaba.

En un segundo grupo se aglutinan las personas cuyo estudio "trajo sorpresas, pero no tan extremas", según Rathkolb.

Y por último están aquellas que solo revelaron "pequeños episodios biográficos" que puedan ser cuestionables, precisó el historiador, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Viena.

De todas formas, desveló que no se conocen nombres de autores de crímenes de lesa humanidad o de guerra.

El historiador reconoció que el grueso de los nombres conflictivos -que incluyen también los de plazas y parques- está relacionado con el nazismo, que gobernó Austria entre 1938 y 1945.

Pero la investigación ahondó también en épocas y siglos anteriores y saca a relucir, por ejemplo, eclesiásticos antisemitas o militares relacionados con un uso excesivo de la violencia.

Además, en el estudio hay un capítulo de comparación internacional en el que "lo importante fue ver cómo las democracias se manejan" con nombres de personas "políticamente insostenibles en una democracia", dijo.

Concretamente, se analizaron casos de Alemania, así como otros relacionados al colonialismo en Bélgica, o a la esclavitud y la guerra civil del siglo XIX en Estados Unidos.

"En cuanto a cambiar nombres (de calles), soy muy cauto. Es que no se puede borrar la Historia, ni tampoco reescribirla", explicó a Efe, por su parte, el concejal de Cultura y Ciencia de la Ciudad de Viena, Andreas Mailath-Pokorny.

"Se trata más bien de enfrentar la Historia y mantener un trato con ella", añadió el responsable de este proyecto en una entrevista concedida por correo electrónico.

Las calles y sus nombres "son una parte integrante de Viena y un reflejo de la historia de nuestra ciudad", declaró.

"Cualquier debate y cultura de la memoria (histórica) queda incompleta si no incluye asimismo los nombres de las calles", reconoció Mailath-Pokorny.

Resaltó que la postura del Ayuntamiento de Viena es "mantener una cultura del recuerdo activa".

"Se trata de crear consciencia y debatir sobre la historia de la ciudad, con sus brillos y sombras", dijo.

Lo más idóneo para alcanzar dicho objetivo es, para el concejal, la "información adicional, sea con placas o a través de intervenciones artísticas". Se esperan asimismo nuevas publicaciones relacionadas con el tema.

El trabajo de Viena para esclarecer los capítulos más oscuros de su pasado es considerado por la mayoría de expertos como tardío, aunque en los últimos años se ha intensificado.

El concejal recordó algunos ejemplos, como el de la restitución de obras robadas por los nazis a los herederos de sus antiguos propietarios.

Otro ejemplo es el trabajo de una comisión de historiadores sobre sepulcros de honor que se concedieron en la época del nazismo.