La niña de 11 años que consiguió un cambio en las leyes de trasplante para menores recibió hoy un pulmón adulto en una intervención exitosa, informó la familia.

Sarah Murnaghan, de 10 años, enferma con una fibrosis quística avanzada y con pocas semanas de esperanza de vida, ha conseguido, tras una operación de seis horas, ser trasplantada con un pulmón adulto en el hospital de Infantil de Filadelfia.

Por el momento no ha habido complicaciones, aunque este tipo de trasplantes implican un gran número de riesgos e incluso a largo plazo la paciente podría sufrir problemas.

Su familia consiguió la pasada semana que un juzgado ordenara a la red que autoriza y regula los trasplantes de órganos en Estados Unidos que Murnaghan no tuviera que esperar por un pulmón de un donante infantil menor de 12 años (como pide la ley) y pudiera optar a uno de adulto.

La familia pidio una revisión de las normas de trasplantes, ya que personas menos graves que su hija tenían preferencia para optar a un pulmón válido, pese a que la pequeña estaba al borde de la muerte.

Sus padres argumentaban que su hija y otros niños en Estados Unidos tienen desventaja a la hora de esperar un trasplante, pese a que en algunos casos podrían salvar su vida con un órgano de adulto.

El caso de Murnaghan animó a la familia de Javier Costa, de 11 años y también con un caso avanzado de fibrosis quística, a poner en marcha una demanda similar, que le ha permitido poder optar a un pulmón adulto que por el momento no ha llegado.