Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) han descubierto que la microbiota intestinal en niños con diabetes tipo 1 es diferente a la de los niños sanos, lo que abre la puerta al desarrollo de estrategias para controlar el avance de la enfermedad mediante la modificación de la flora intestinal.

El estudio, publicado en la revista ''BMC Medicine'', ha sido dirigido desde el Hospital Virgen de la Victoria de Málaga por el doctor Francisco J Tinahones quien han descubierto también que algunas bacterias intestinales tienen relación con el grado de control glucémico de los pacientes.

"Aunque estudios anteriores ya habían relacionado la microbiota con la génesis de algunas enfermedades autoinmunes, de hecho la flora intestinal contribuye a nuestra inmunotolerancia, es la primera vez que se vincula con la diabetes tipo 1 y con el control glucémico, lo que abre la puerta a poner en marcha estrategias para controlar el desarrollo de la enfermedad mediante la modificación de la flora intestinal", explica e Tinahones.

La investigación se llevó a cabo con 16 niños con diabetes tipo 1 y otros 16 sanos de idéntica edad y dieta similar, analizando en ambos grupos muestras de sangre y heces para comparar su flora intestinal, que resultó ser diferente. Además, la cantidad de bacterias esenciales para mantener la integridad intestinal fue significativamente menor en los niños con diabetes que en los sanos.

Esta investigación en humanos se llevó a cabo después de que otra realizada con roedores sugiriese que el desarrollo de la diabetes tipo 1 se podría prevenir mediante la modulación de la microbiota.

La microbiota intestinal constituye un complejo ecosistema de organismos que desempeña una importante función en el estado de salud del ser humano. Tiene una función digestiva contribuyendo a la síntesis de micronutrientes, a la absorción de electrolitos y minerales y a la digestión y absorción de determinadas sustancias indigeribles. Por otro lado, la microbiota también contribuye a la destrucción de toxinas y carcinógenos, evita la colonización por bacterias patógenas, contribuye al desarrollo del sistema inmune y modula el estado inflamatorio.

Sin una microbiota equilibrada se altera todo el metabolismo, elevando el riesgo de sufrir enfermedades, debilitando el cuerpo y haciendo que las recuperaciones sean más largas. "En los últimos años hemos podido comprobar que la flora intestinal influye en la aparición de enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes tipo 2, patologías inflamatorias y cardiovasculares y hasta en el riesgo de cáncer", apunta el doctor Tinahones.

"Conocíamos, por tanto, la estrecha relación entre diabetes tipo 2, obesidad y cambios en la microbiota, pero este estudio relaciona por primera vez en humanos cambios en la microbiota con la diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune. Pero lo más importante para las investigaciones futuras es que la microbiota puede manipularse médicamente y, por tanto, se podrían abrir nuevas posibilidades terapéuticas en la prevención de la diabetes tipo 1", concluye.