Entre los años 1913 y 1927, La Laguna no tenía aún universidad como tal y, sin embargo, desarrolló una actividad universitaria tan intensa que atrajo -como alumnos o profesores- a buena parte de los personajes más relevantes de la cultura y la política del primer tercio del siglo XX.

La paradoja es fácil de explicar: los estudios universitarios habían sido suprimidos en 1845. Tras varios intentos frustrados de reactivarlos, el nacimiento de los cabildos insulares en 1912 propició la constitución de una sección universitaria en Tenerife, prólogo de la creación de la Universidad de La Laguna, ya con distrito propio.

Esos catorce años han sido objeto de la atención de Alfredo Mederos y Pedro Gili, profesores jubilados de Química Inorgánica de la institución, quienes, tirando del hilo de la historia de su departamento, han recuperado la memoria de los protagonistas de aquel tiempo y de la efervescencia que aportaron a las Islas, que definen como "el fermento de la conciencia regional canaria".

Su minuciosa investigación toma la forma de un libro de próxima publicación, que será editado por el Vicerrectorado de Servicios Universitarios y para el que buscan la colaboración de diferentes instituciones canarias. Mederos y Gili han estudiado a todos quienes participaron en ese periodo, tanto docentes como estudiantes, e, incluso, a personas que sin ser lo uno ni lo otro desempeñaron un papel importante en este momento decisivo de la historia de la enseñanza superior en la región.

"La Laguna era un eje en el que canarios de todas las islas se reunían y convivían y expandían luego las ideas que aquí cristalizaban a todo el Archipiélago", relatan los investigadores.

El sustento académico de la sección universitaria de Canarias fue el Instituto General y Técnico que dirigía Cabrera Pinto. Primero se creó el curso preparatorio de Medicina y Farmacia, y a continuación se implantaron los estudios de Derecho.

El elenco de protagonistas de esta historia es muy amplio, pero conviene destacar algunos nombres: José Carlos Schwartz, último alcalde republicano de Santa Cruz; el escritor surrealista Agustín Espinosa; María Sánchez Arbós, que luego sería la primera profesora de la ULL; Blas Pérez, que se convertiría en ministro del franquismo; la profesora y escritora María Rosa Alonso; los historiadores José Peraza de Ayala, Antonio Rumeu de Armas y Elías Serra Rafols...

Figuras clave de la Segunda República dejaron también su huella en esta etapa de la actividad universitaria tinerfeña: José María Gil Robles, líder de la Confederación Española de Derechas Autónomas, fue catedrático de Derecho Político; y Alejandro Lerroux, quien encabezó el Partido Republicano y que acudió a la Isla a pronunciar una conferencia, aprovechó para examinarse de Derecho y "se hizo licenciado en dos días".