Paulo Antonio Paranagua es una de las personalidades más autorizadas en el ámbito del cine documental contemporáneo. Nacido en Brasil y residente en París, es periodista e historiador de cine, además de una de las más reputadas firmas sobre el documental latinoamericano. Paranagua es uno de los tres miembros de los jurados de cortometraje y largometraje internacional del VIII Festival MiradasDoc.

A su paso por la muestra aduce que "en este momento en el que hay muchas cosas que cambian en todo lo que tiene que ver con el cine, con la televisión, con las pantallas en general, con la multiplicación de medios audiovisuales y nuevas tecnologías de comunicación, el documental es como una plataforma, un laboratorio donde están ocurriendo experiencias interesantes. Hay más experimentación incluso en el documental que en el cine de ficción, más convencional, hecho por equipos muy grandes que no se salen mucho de lo ya conocido, mientras que en el documental yo veo en diversos países, en Europa, en América, en Asia, que lo usan para buscar cómo las imágenes y los sonidos pueden dar más de sí y expresar mejor la complejidad, los matices del mundo en el que vivimos, de las disyuntivas que tenemos por delante".

Respecto a la función de festivales como MiradasDoc, señala: "El documental ha sido siempre el pariente pobre del cine, al que no se le da mucha atención, y cuando descubro una cinematografía, cuando veo lo que se está haciendo en un determinado país, me doy cuenta de que a menudo hay cosas más estimulantes que en el cine de ficción. Es necesario no solamente preservar ese espacio, lograr que se mantenga esa producción documental, que en general es independiente, sino difundirla y abrir nuevos espacios, porque ese cine también necesita ser visto".

La "ventana natural" para la difusión del género sería la televisión, pero a juicio de la Paranagua la multiplicación de canales no se ha traducido en más espacio para el documental. Y ello se debe a a que este "es un el campo de experimentación de lo que podríamos llamar la antitelevisión. Hoy las normas del reportaje y la realidad inmediata las da la televisión en todos los sentidos -formato, tiempo, cuánto tiene que durar cada toma, cómo se tienen que hacer las entrevistas, etc.-, y si no se siguen a rajatabla, la televisión no quiere esas producciones".