La fotógrafa tinerfeña María Pisaca ha podido comprobar cómo los sueños, en ocasiones, si uno cree en ellos y los alimenta con amor, pueden hacerse realidad.

El pasado viernes, en la sala Agora-Gallery, tuvo la oportunidad de vivirlo: "Fue impresionante -relata Pisaca desde la Gran Manzana-. Ha sido una experiencia muy profesional. Los artistas que exponíamos nuestro trabajo teníamos que presentarnos y a mí me tocó la primera, sin anestesia, por lo que fue mejor, ya que todo afloró de manera muy espontánea".

El barrio de Chelsea está lleno de galerías de arte y esa noche fluían por sus calles una multitud de personas que iban entrando en una y otra sala, de tal forma que "hubo un momento en que literalmente no se podía caminar por la sala, abarrotada", llena de un público que observaba con interés los trabajos de artistas llegados de diferentes puntos como Australia, Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, con los que la artista canaria intercambio experiencias: "Fue muy gratificante conocer el trabajo de otros fotógrafos, con muchos de los cuales me quedé impresionada por el gran nivel que destilaban sus imágenes".

La fotógrafa tinerfeña, colaboradora gráfica de EL DÍA, relata que se sintió muy arropada, ya que las cámaras de Televisión Española cubrieron el acontecimiento, y al ser ella la única española presente en la muestra se estableció una especie de hermanad, común cuando te sientes lejos de tu tierra.

La muestra reúne la obra de catorce artistas de diversas procedencias y estilos, y se puede visitar en la web de la galería desde el pasado 29 de octubre, prolongándose hasta el próximo 19 de noviembre. Se trata de una muestra que reúne muy diversos estilos y pálpitos y que recogen, en definitiva, las distintas miradas con las que contemplar y captar el entorno, transformándolo en arte, en emoción, en sensaciones.

Durante su estancia en la ciudad de los rascacielos María se ha podido impregnar de sensaciones y experiencias únicas e irrepetibles, que comparte con evidente emoción, dando a sus frases una entonación ilusionante: "Curiosamente -relata-, el día antes de la inauguración pase por la galería, y ciertamente disfruté muchísimo más ese día, que la galería estaba prácticamente vacía y pude apreciar el trabajo a solas y ser consciente de que había llegado a Nueva York. Ver por primera vez tus fotos colgadas en esta ciudad es inenarrable. A mí me emocionó mucho más que el propio día de la apertura. La inauguración fue muy bonita, pero esos instantes el día anterior fue una toma de conciencia emocionante que no he de olvidar".

Un sueño que se empezó a fraguar hace dos años y que se ha convertido en un escalón a otro cielo.