Unas veces es una mirada o un gesto de desprecio... Otras es una agresión directa e impune, como un cartel que les prohíbe la entrada en una cadena de comida orgánica y tradicional rusa en pleno centro de Moscú. El colectivo de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales rusos denuncia ser víctima de una campaña de discriminación sin precedentes a escala nacional desde que se despenalizó la homosexualidad en 1993. Han pasado 24 años, pero los prejuicios homófobos siguen presentes en la sociedad.