Dos de los premiados este año con el Nobel de Medicina lo fueron por sus estudios que llevaron a desarrollar la ivermectina, un fármaco usado para luchar contra enfermedades parasitarias, aunque también podría ser útil para interrumpir la transmisión de la malaria.

Así lo apuntan los resultados preliminares de un estudio desarrollado en Burkina Faso y presentados hoy en la reunión anual de la Sociedad Americana de Higiene y Medicina Tropical, según se informó en un comunicado.

Investigadores de la Universidad de Colorado y del Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud presentaron los resultados preliminares de una prueba realizada en Burkina Faso y que muestra un 16 % de reducción de los episodios de malaria infantil causada por el parásito Plasmodium falciparum.

El ensayo se realizó en cuatro pueblos de Burkina Faso, en los que la mayoría de sus habitantes recibieron una dosis de ivermectina cada tres semanas.

Las localidades están situadas en un área con una pesada carga de malaria y enfermedades provocadas por gusanos, por lo que el ensayo aumentaba la posibilidad de tratar varios problemas de salud a la vez.

"Son resultados preliminares, pero esperamos ver una mayor reducción de la malaria a medida que se desarrolle el ensayo, que se está realizando durante la estación de lluvias, cuando la transmisión de la malaria tradicionalmente aumenta", dijo el investigador líder del estudio, Brian D. Foy.

Existen estudios que demuestran que la ivermectina, incluso en dosis bajas, es tóxica para el mosquito Anopheles que transmite el parásito de la malaria, pero el ensayo en Burkina Faso es el único, hasta ahora, que analiza su uso solo como estrategia para luchar contra la enfermedad en el África subsahariana, donde viven la mayor parte de las 580.000 personas que mueren por ella cada año.

Foy indicó que la eficacia potencial de la ivermectina como estrategia para controlar la malaria es diferente de otros medicamentos, pues no está destinada a curar la infección, sino a reducir las que llevan a la fiebre en los niños mediante la interrupción de la transmisión local del parásito Plasmodium.

Así, explicó, que cuando los mosquitos se alimentan de sangre de personas que han ingerido el fármaco, este interfiere con la capacidad del insecto de transmitir los parásitos de la malaria a los humanos, algunas veces matándolos directamente, pero normalmente debilitándolos.

"Incluso si los mosquitos no ingieren suficiente ivermectina para matarlos directamente, creemos -dijo el experto- que una dosis subletal debería ser lo suficientemente tóxica para reducir la transmisión de la malaria".