Las imágenes de nuestros brillantes exalumnos Guillermo Valencia Velásquez (colombiano) y Víctor Hugo Zerpa Lucena (venezolano), el primero hoy en México City, dirigiendo el suntuoso Presidente Intercontinental, y el segundo en Buenos Aires, con su ordenada cartera de emprendimientos hoteleros en busca de inversionistas, son un estímulo para que volvamos a incidir en lo que ha sido nuestro trabajo durante la parte más larga de nuestra vida.

Cincuenta y tres años cumplirá la Escuela de Turismo de Tenerife -hoy Medalla de Oro de la ciudad, con todo merecimiento- que fundáramos en octubre de 1965, junto a la de Las Palmas, dos enormes monumentos de la historia del turismo de Canarias, que no han recibido todavía el reconocimiento que merecen. La segunda de ellas, la Escuela de Turismo de Las Palmas, desaparecida hace solo unos pocos años debido a los efectos de la ambición y corrupción de algún personaje, de quien guardamos muy buenos y malos recuerdos.

Bajo ese manto, conseguido solo con nuestro propio peculio particular -es de justicia señalarlo-, fue creciendo una historia que llegó a consolidarse en el año 1966, en la sede de la Universidad para La Paz, de las Naciones Unidas (ONU), con la firma de un convenio que situaba en Canarias una gestión experimental, para convertir las Islas en un laboratorio de enseñanza de experiencias turísticas, que llegaba hasta sus más altas y bajas profesiones en cuanto a su gestión profesional. Un proyecto que contó, desde sus comienzos, con el estimable apoyo de nuestro recordado y llorado amigo Adán Martín Menis, entonces presidente del Cabildo de Tenerife, entidad a la cual se le debe el comienzo de toda esta obra, con Ricardo Melchior y Pilar Parejo al frente.

Lamentablemente, este sensacional proyecto fue abortado -cuando ya apuntaba a un total reconocimiento mundial- por el desconocimiento y la injusticia y -por qué no decirlo- la corrupción política que invade actualmente al mundo por todos lados donde todo es manipulado a conveniencia del poder constituido, ante el desespero de los que solo queremos justicia.

Con este panorama de fondo, hoy queremos insistir en la necesidad del conocimiento más profundo en la gestión del turismo, para poder alcanzar los más relevantes puestos profesionales dentro del sector.

No es de recibo que un gerente o director general de un hotel, o una agencia de viajes -por nombrar los dos puntales operativos del turismo mundial-, en el primer caso, no sepan cómo hay que pelar una papa o una cebolla, o en el otro del agente de viajes, no sepa emitir un billete de avión? Por poner los ejemplos más simples.

A estos básicos conocimientos podemos añadirle todo lo que queramos. La experiencia nos ha enseñado mucho, y con resultados a la vista, hemos venido experimentando cómo el conocimiento y la metodología en la enseñanza turística tienen que ser las bases sobre las que se apoye la misma si de verdad queremos algo más que vegetar en un puesto de trabajo, ya sea político o empresarial, o lucrarnos económicamente de unas especiales circunstancias que el desarrollo turístico nos ofrece, algo con lo que hemos tenido que convivir y soportar durante todo el trayecto que nos ha llevado a poder escribir esto.

La enseñanza turística es una labor de apostolado donde su primera lección tiene que ser inculcar a la persona el deseo de servir -sin que sea esta labor confundida con "servilismo"- con una presencia esencial de la compresión, la justicia y la razón, presidiendo sus actividades, donde tienen que prevalecer la responsabilidad, la honestidad y la honradez.

El conocimiento de los idiomas tiene que ser algo suplementario, aunque hoy se le dé una importancia esencial. No es de recibo un recepcionista de un hotel que domine cinco idiomas, pero que no sepa tratar a sus semejantes con el debido respeto y la amabilidad que todos deseamos recibir. Más todavía cuando no conoce ni siquiera dónde se encuentra situado, como de forma lamentable hemos presenciado alguna vez en un hotel de cinco estrellas. Tampoco es admisible que un vendedor de una agencia de viajes no conozca los aeropuertos que existen en su propio país? Sencillos ejemplos que desgraciadamente ocurren todos los días sin que se apliquen medidas correctoras desde sus bases, para eliminarlos.

La falta de capacitación del profesorado en la gestión turística es una evidencia que está ahí, a la vista de todos, cuando profundizamos algo en el tema. Lo hemos comprobado personalmente en muchas ocasiones. Más todavía cuando la sociedad entera no ha entendido con completa claridad en qué consiste el movimiento del turismo, para qué sirve y lo que es.

Lo dice la Organización Mundial del Turismo: "El turismo es riqueza para la persona, para la familia, para la comunidad, para el mundo entero" (OMT 2003).

A todo esto, nuestra formación rotaria nos permite añadirle que el turismo propicia la cultura de la paz.

Servir es mi ocupación.

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo