Se terminaron las balas de fogueo para Isaac Araya. El de mañana, en Gatwick -Londres-, se revela como un combate cumbre para el adejero. Si en años pretéritos disputó dos cinturones de federaciones menores en Tailandia -ambos saldados con derrotas-, en esta ocasión tiene ante sí la posibilidad de ajustarse el del peso superpluma -menos de 58,967 kilos- de la prestigiosa WBC Muay Thai Internacional.

El reto del consejo mundial le llevará a medirse con el competidor local Jonathan Haggerty, duodécimo del Mundo -Araya ocupa el decimoséptimo lugar planetario-. El joven pasa por ser el número uno británico después de noquear al escocés Keith McLachlan, último poseedor del mentado cinturón y que quedó vacante debido a la circunstancia.

Araya, que arribó ayer a la capital inglesa y que hoy afrontará el pertinente pesaje, valora a su adversario a pesar de su bisoñez en el boxeo tailandés rentado. "Tiene 14 combates profesionales, pero ya se ha pegado con tailandeses y gente buena", argumenta un fajador del Shoothon Gym que ostenta 36 contiendas y un récord de 29 triunfos -15 por nocaut- y siete reveses.

"Es explosivo y elástico", así como "peligroso. Suele tirar muchas tibias a la cabeza y también frontales a la boca. Se lanza desde lejos con los codos", apunta sobre Haggerty. "No le gusta mucho la presión, que vayan a por él. En los primeros asaltos vamos a intentar empezar con poco ritmo y según cómo veamos el combate le vamos a intentar meter presión en el tercero o el cuarto asaltos. Sé que soy bastante más fuerte que él. Es joven y no está curtido en el cuerpo a cuerpo. Ahí le podemos hacer daño", explica el peleador sureño.

En caso de que la victoria y por tanto el cinturón se vengan para Tenerife, Isaac tiene para sí que entrará en el olimpo de los 10 mejores del planeta, donde todos son tailandeses. No solo eso, también podría optar a ser campeón del mundo, un título que en estos momentos está en manos de Rottang Jitmuangnon.

Con la disputa del mentado cinturón internacional, Isaac Araya se quita, cuanto menos, la espina de no haber competido, el pasado mes de abril, por el cetro mundial Élite Muay Thai. Dean James, su rival, renunció a última hora por cuestiones monetarias. Eso le ha abierto la puerta a un desafío mayor, de dimensiones colosales.