La Audiencia Provincial impuso la pena de veinte años y un día de prisión a Candelaria H.H. y a Francisco P.A., acusados de matar a un vecino de la localidad palmera de Fuencaliente. Ambos asumen una responsabilidad civil de 150.00 euros que deberán pagar al hijo del fallecido. El Ministerio Fiscal solicitaba 22 años de cárcel y el desembolso de dicha cantidad.

Hace unas semanas, un Jurado Popular determinó que los procesados eran culpables de cometer un asesinato con alevosía y ensañamiento. El abogado defensor de Francisco P.A. y el propio acusado hicieron recaer toda la culpa en la mujer. Mientras, la letrada de esta última aceptaba que se le atribuyera un delito de lesiones o, como mucho, de homicidio en el que habría sido cómplice.

El tribunal considera probado que, entre las dos y las tres de la madrugada del 10 de octubre de 2015, la pareja acudió a la casa en la que residía la víctima con armas blancas; más concretamente con un machete de treinta centímetros y un cuchillo de 14 con los que asestaron 17 puñaladas y cortes en lugares vitales de la cabeza y miembros superiores que causaron la muerte del vecino. También se considera probado que el ataque fue ejecutado de forma sorpresiva y aprovechando que estaba durmiendo en una tienda de campaña situada en las afueras de la vivienda familiar. Tras propinar las primeras cuchilladas, los acusados siguieron atacándole estando aún vivo, con el fin de aumentar "de forma deliberada e inhumana su sufrimiento antes de que muriese".

El tribunal popular da más credibilidad al relato de los hechos que ofreció Candelaria H.H. que, además, coincide con las conclusiones de los forenses, en cuanto a la hora de la muerte, que se utilizaron dos tipos de armas diferentes de forma simultánea y que otras tantas personas estuvieron en el lugar. Había restos de sangre del asesinado en unas zapatillas deportivas, en unas botas militares y en el mango de un cuchillo encontrado en el coche de Francisco P.A.

Los movimientos que ambos realizaron aquella noche quedarían fijados por las llamadas telefónicas, cámaras de seguridad de dos gasolineras y del Hospital a donde acudió Candelaria para que le curaran la amputación de un dedo que tuvo lugar durante el ataque. En cuanto a la versión del otro condenado y a la que no se otorga credibilidad alguna, la sentencia indica que se debe enmarcar en el derecho de los imputados a mentir. El ensañamiento vendría dado por datos como que la víctima recibió 17 puñaladas de las que tres fueron mortales.

Durante 15 minutos

Los forenses determinaron que la muerte no fue inminente, sino que el cuerpo se fue debilitando, poco a poco, durante 15 minutos hasta que se quedó sin vida. La alevosía se corresponde a la existencia de un ataque súbito y sorpresivo, ejecutado en unas circunstancias en las que el agredido difícilmente podía escapar y ni siquiera defenderse. Y aparcaron el coche a 150 metros del lugar.