Domingo Antonio G.R. mató a puñaladas a la que era su compañera sentimental en 2005 en el municipio de Santa Úrsula. Tres años después fue juzgado y condenado a más de 22 años de cárcel por asesinato. Pero este individuo, de 55 años de edad y natural de La Matanza de Acentejo, ha vuelto a ser condenado hace pocos días por enviar mensajes anónimos en los que amenazaba con violar a una funcionaria de prisiones. Los hechos ocurrieron entre 2014 y 2015 en el centro penitenciario Tenerife II.

El Juzgado de lo Penal número 8 de Santa Cruz de Tenerife dictó una sentencia el 28 de mayo (el pasado lunes) en la que le impone una pena de un año de cárcel más por dicha infracción penal.

En los hechos probados se afirma que, "de la prueba practicada, queda acreditado" que el acusado, mientras se encontraba en dicho centro, enviaba cartas anónimas dirigidas a la funcionaria, que realizaba funciones profesionales dentro de la cárcel de La Esperanza y, en muchas ocasiones, en el módulo dos, en el que se encontraba cumpliendo condena el acusado.

El envío de los referidos mensajes a la trabajadora "fue con el ánimo de atemorizarla y constreñir su sosiego, debido a la obsesión que tenía" hacia la misma, según figura en la resolución judicial.

De hecho, otro preso llegó a advertir a la víctima de que el procesado "estaba enamorado de ella".

Las mencionadas cartas aparecieron en diferentes lugares del módulo dos, principalmente en 2014. No obstante, en junio del año siguiente fue encontrada otra misiva en la zona de jardinería de la prisión; un espacio en el que estaba destinado el citado asesino y en el que, casualmente, se encontraba trabajando ese día la mujer afectada. Los mensajes de las cartas son breves y ofensivos.

El informe del perito calígrafo Félix Ríos resultó clave para que pudiera establecerse relación directa entre los escritos anónimos y el mencionado individuo.

En uno de ellos puede leerse: "dile a doña E. que proteja los violadores perra sabemos dónde vives". En otro le dice lo siguiente: "Sorra funcionaria vamos a por ti lesbiana". Un tercer texto encontrado indica que "G. perra E., tu, amiga lesbiana los vemos en Güímar, el daño lo pagas". También le escribió: "Dile a la funcionaria doña E. que no proteja a los violadores sabemos donde vive lo de buena nosotros los importa una mierda Sorra".

El último de los avisos recogido en el documento judicial confirma la obsesión que tiene hacia la mujer: "Lesviana en tarde o temprano te gustan los violadores". A consecuencia de dichas cartas, la destinataria de los mensajes ha pasado años "atemorizada y ha llegado a sentir miedo". Desde que se inició la investigación, el preso fue trasladado a una prisión de Gran Canaria.

La magistrada del Juzgado de lo Penal número 8 de Santa Cruz de Tenerife condena a Domingo Antonio G.R. a la pena de un año de prisión y la prohibición de aproximarse o comunicar en cualquier forma con la funcionaria de prisiones por el tiempo de dos años. La autoridad judicial también le impone las costas al penado. La sentencia no es firme y contra la misma podrá interponerse recurso de apelación ante dicho Juzgado en los diez días siguientes a la notificación. El anónimo localizado en el año 2015 fue revelador, puesto que se encontró en una zona, la de jardinería, a la que, de todos los internos del módulo dos, únicamente tenía acceso el procesado. Además, Domingo podía moverse libremente fuera de su módulo, frente al resto de internos, que debían hacerlo con un funcionario. Hace una década, el procesado fue declarado culpable por el delito de asesinato con los agravantes de alevosía, ensañamiento y parentesco por un jurado popular. Según la información publicada en EL DÍA en 2008 tras la lectura del veredicto, "Domingo asesinó a Gregoria de manera fría y calculada, habiéndolo planificado de manera que esta sufriera mucho y que, además, no tuviera posibilidad alguna de defenderse". Le propinó 78 puñaladas. El Jurado también consideró probado que el procesado aprovechó el vínculo afectivo que le había unido durante un año con la víctima para causarle más dolor, aprovechándose de su confianza. Los miembros del Tribunal Popular mostraron su rechazo a uno de los atenuantes presentados por la defensa por la supuesta incapacidad mental del procesado, puesto que tenía diagnosticado un trastorno antisocial de la personalidad. El presidente del Tribunal dejó claro que, según el testimonio de los peritos forenses, ese problema no le impidió saber en todo momento lo que hacía. En el transcurso del juicio por el asesinato de su pareja sentimental, los expertos confirmaron que Domingo Antonio es una persona "peligrosa y violenta".