La Universidad de La Laguna (ULL) ya ha puesto fecha al "final del papel". El centro académico quiere que cuando termine este año el uso de la impresora sea testimonial y que la relación entre la administración y los usuarios -hoy se pueden hacer 253 trámites electrónicos- sea eminentemente digital.

Así lo comunicó ayer el vicerrector de Tecnologías de la Información y Desarrollo Digital, Fransciso de Sande, tras una visita en al Centro de Proceso de Datos (CPD) de la institución.

El rector de la ULL, Antonio Martinón, lo acompañó en la visita y dijo, a modo de ejemplo, que gracias a la firma digital, "hoy en día se firman muy poquitas cosas en papel" en la Universidad.

El departamento que dirige Sande quiere seguir "impulsando la administración electrónica" para modernizar y agilizar los servicios de la Universidad. Para ello, además de ir incorporando prestaciones al catálogo telemático, el Vicerrectorado -explicó- da formación a los profesores que necesiten actualizar conocimientos.

Además del Personal de Administración y Servicios (PAS), los docentes son los principales usuarios de la administración electrónica, pero no todos -sobre todo los de mayor edad y poco familiarizados con las tecnologías- conocen las ventajas de la digitalización. Los alumnos la utilizan menos, salvo en fechas concretas, como durante el proceso de matrícula.

Dentro de este proceso, el 24 de mayo el Consejo de Gobierno aprobó el reglamento por el que se regula la administración electrónica en la Universidad.

Esta transición no eliminará las impresoras del centro -se seguirán imprimiendo apuntes o trabajos-, pero sí las reducirá. El proyecto "ULL-Imprime", que ya se ha puesto en marcha con 200 impresoras, permite imprimir desde cualquier dispositivo y lugar de la universidad y recoger el trabajo durante las 24 horas siguientes en las impresoras habilitadas para ello previa identificación con su tarjeta universitaria. Los costes de impresión se imputarán a la unidad organizativa a la que pertenece la persona que realiza la impresión.

En el futuro los alumnos también podrán beneficiarse de esta prestación usando la funcionalidad de monedero electrónico de su tarjeta universitaria, explicó Sande. De esta forma, las impresoras pequeñas, "que cada docente ha tenido en su despacho", irán perdiendo su utilidad.

Otro de los proyectos que destacó el vicerrector es la adquisición centralizada del equipamiento de tecnologías de la información para el personal de la Universidad, que permite ajustar gastos y agilizar la reposición de equipamiento al tiempo que el centro mejora en transparencia.

Sande reconoció que si hace años las tecnologías de la información "no se esperaban" en la Universidad, hoy son "una realidad" que demuestran datos como que existen 23.000 puntos de red en y que 7.643 personas usan a diario la red wiffi de la institución.

Investigación sobre los datos "filtrados"

El rector de la Universidad de La Laguna (ULL), Antonio Martinón, anunció ayer que el centro está estudiando el error humano que permitió que alumnos de la ULL accedieran a datos de excompañeros. El fallo, detectado hace unas semanas, ocurrió en un aula virtual y solo afectó a 80 personas. No obstante, tanto Martinón como Sande insistieron en que ese fallo es un delito atribuible a una persona y no a la Universidad, y que estudiarán qué ocurrió y si se deriva a la Fiscalía.

El CPD, el "corazón" de la Universidad

El Centro de Proceso de Datos (CPD) es, en palabras del vicerrector Francisco de Sande y el responsable de Sistemas, Adrián Hernández, "el corazón informático" de la Universidad de La Laguna. El CPD es una sala "única" en el Archipiélago que guarda y permite todas las comunicaciones que se dan en la Universidad. Cuenta con medidas de seguridad muy altas, que la protegen este ingente cantidad de datos ante cualquier tipo de catástrofe, como un incendio. El acceso al área es limitado y cada visitante debe firmar al entrar y al salir.

El software antiplagio, de uso "limitado"

El vicerrector habló en el encuentro de un programa antiplagio, "Turnitin", usado por la Universidad para evitar el fraude académico. Preguntado por la posibilidad de ampliar sus funcionalidades, Sande dijo que es "un poco crítico" con la idea de "universalizar" el software, que ahora se usa para verificar si los trabajos son auténticos. Sande considera que es "prácticamente imposible" que un trabajo se plagie sin que el docente se de cuenta, porque este trabaja con el alumno durante la elaboración del mismo. En esa línea, cree que un docente puede detectar si un trabajo no lo ha hecho un alumno -ahora que surgen empresas donde se pueden encargar-.