La actitud de Estados Unidos (EEUU) de amenazar con una guerra comercial es "miope" y se asemeja a la postura adoptada en el pasado por algunos países de Latinoamérica, advirtió hoy el Premio Nobel de Economía Finn Kydland, quien consideró "ingenuo" creer que eso mejorará su situación.

Kydland, galardonado en 2004 con el Nobel junto a Edward Prescott, por sus teorías sobre la "macroeconomía dinámica" que alega "la consistencia en el tiempo de la política económica y las fuerzas impulsoras detrás del ciclo económico", señaló en una breve entrevista con Efe, tras ofrecer una conferencia de prensa invitado por la Universidad de Santiago de Compostela (USC), que quienes pretenden que las restricciones al comercio "protegen las industrias nacionales, olvidan que suprimen los incentivos para ser más productivas".

Por ello, "si surgiera verdaderamente una guerra comercial implicando a Estados Unidos y otros países, sería malo para Estados Unidos", comentó el economista noruego, y apuntó que hay estudios que ponen de manifiesto los "negativos efectos" de esas políticas en Argentina o Chile.

La actitud del actual Gobierno de Estados Unidos, presidido por Donald Trump, es "es muy parecida a lo que otros países latinoamericanos han hecho, de imponer restricciones al comercio" sin conseguir los resultados esperados, dijo Kydland, que prevé pronunciar mañana una conferencia a invitación del programa Conciencia, en la USC.

El Nobel consideró que, ante una "amenaza" de guerra comercial ", es difícil encontrar un economista que diga que es bueno", pero apuntó que a eso se une las perspectivas de desregulación del sistema financiero y de rebaja de políticas fiscales susceptibles de generar "incertidumbre",

Kydland destacó que ya había previsto un escenario de "tentación de implicarse en restricciones comerciales" por parte de algún país, pero "no preveía que surgiera de Estados Unidos", uno de los principales pilares del liberalismo comercial.

"La amenaza está ahí y es parte de la propia inconsistencia temporal", comentó acerca de su teoría que establece "los gobiernos pueden tener buenas intenciones, pero también la tentación de cambiar las políticas en dirección a centrarse más en el corto plazo", observó.

Para Kydland, la política monetaria puede contribuir a que, "cuando surge una crisis, un banco central pueda marcar diferencias, pero a largo plazo no es el factor clave, sino que es más importante el marco fiscal y normativo o el nivel de certidumbre o incertidumbre" generado.

El economista noruego ejerce de profesor en la Universidad de California en Santa Barbara (EEUU), colabora en la Escuela Noruega de Economía y en la Universidad Torcuato Dei Tella de Buenos Aires, y ha efectuado varios estudios sobre la situación económica de Argentina, Chile, Colombia y Cuba.

En su opinión, "Argentina es un caso triste porque tiene gran potencial, pero debido a la naturaleza cortoplacista de, a menudo, políticas estúpidas del Gobierno, apenas ha crecido desde 1980 y como consecuencia los salarios reales son inferiores a lo que deberían ser".

Además, enfatizó que "Argentina perdió la confianza en los inversores tras la terrible década de 1980 con la hiperinflación y todo tipo de malos resultados, y una vez pierdes la confianza es difícil recuperarla", señaló Kydland, quien opinó que el actual presidente argentino, Mauricio Macri, "despertó esperanzas", pero "es muy difícil y lleva tiempo restablecer la confianza".

También alertó de que el brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), es una fuente de incertidumbre para Europa y la economía mundial, y consideró que los problemas de la economía española, italiana o portuguesa tienen más que ver con el "frenazo de la productividad" de los últimos años.

"Ha habido demasiado énfasis en el papel de las políticas monetarias" y "no creo que sean la principal causa de que España y otros países que no tengan mayor renta sea de la política monetaria, sino de otros factores", comentó, tras indicar que está estudiando la reestructuración de las últimas décadas que ha generado un incremento del peso de los servicios y la rebaja de la producción de bienes para la exportación, pero ha disminuido la productividad.