El pasado 29 de mayo nos reunimos en el hotel Hacienda del Conde, en Buenavista, en una convocatoria realizada por los tres sindicatos agrarios (Asaga, COAG y UPA), y con la participación de los agricultores de la comarca, el consejero de Aguas del Cabildo de Tenerife y el equipo técnico de dicha institución.

Ese día se produjo un rico debate sobre el emplazamiento de la depuradora que el Cabildo va a instalar en la comarca y sobre la mejor tecnología aplicable (sobre la que el Consejo Insular de Aguas, en colaboración con la ULL, han determinado que la más eficiente sería la de sistema MBR). Tenemos una lectura que genera dudas para un sector de la población, y tiene que ver con una historia poco afortunada con las depuradoras que hemos puesto en la Isla, que han funcionado mal, ya que el 90% de las instaladas no han sido operativas. Por otra parte, tenemos dificultades para asociar la dimensión que debería tener la nueva instalación en relación al agua a tratar en los núcleos urbanos de la Isla Baja. En su día, pusimos en marcha el Bolico, los Carrizales y Masca, que cuentan con sistemas adaptados a núcleos pequeños en zonas poco pobladas, pero que no se pueden reproducir en zonas más pobladas, que demandan una superficie lagunar y un modelo técnico para una población que supera los 10.000 habitantes, y la dificultad que genera un volumen de aguas estancadas en las proximidades de la población (mosquitos, costes de mantenimiento, estaciones para uso agrario, etc., etc.).

No hay duda de que la instalación de dicha depuradora será favorable, tanto por aspectos sanitarios, como por el aporte de agua a la agricultura de la zona, ya que hemos de regar no sólo la sequía pluviométrica, sino también la sequía de ideas en una isla que apenas utiliza el 20% de las aguas urbanas, y que aquí y ahora podemos mejorar la calidad del agua de riego, al aportar las de consumo humano, de mejor calidad, mezclando ambas.

Estamos en tiempos de reflexionar sobre un modelo más sostenible de gestión del agua, tanto en la depuración, como en la distribución del agua de galerías en las medianías para uso de la población y el agro, regando la zona costera con aguas depuradas y desaladas. No olvidemos que las galerías de Tenerife han mermado, donde en 1970 manaban más de 6.000 litros/segundo, en la actualidad solo quedan poco más de 2.500 litros/segundo.

Los tiempos nos obligan, tenemos que hacer otra lectura de nuestros recursos, separando dicho tema de la política. Atrás quedan los tiempos en los que construíamos hasta 10 metros de galería al día, y de estas manaban más de 200 Hm3/año. Ahora tenemos menos agua y de peor calidad.

No hagan campaña electoral con los problemas del agua. La tecnología y el buen uso han de ser la prioridad, el debate social sobre el uso del agua, agricultura, turismo, autoabastecimiento, cultivos de exportación, cabría en un contexto social. Sin embargo, ahora estamos poniendo en juego una instalación importante, planteando el "dónde", distancia a mi casa, o si se la podemos poner al vecino.

La zona y sus características, bombeo a la balsa de Taco, emisario para la salmuera, reúne una serie de aspectos favorables para instalar la depuradora allí. Pongámosla en el lugar más adecuado tecnológicamente, con el máximo de garantías sanitarias y ambientales. Las depuradoras son una necesidad, no son una opción.