Dos días antes del primer partido de España en el Mundial, doña Monsi cesó a Yeison. A la presidenta no le gustó nada que él, como máximo responsable de lo que ocurre en el edificio, no se hubiera enterado de que Eisi había instalado en el rellano del ático una pantalla gigante para ver los partidos del Mundial. A la destitución siguió un corte general de luz. Eisi, envuelto en un chándal a franjas rojas y amarillas, montó en cólera y amenazó con denunciar a doña Monsi por apropiación indebida.

-Eso no me lo dices delante de un juez -le retó la presidenta pero, como todo estaba oscuro, se lo dijo a la pared y esta no le respondió. Mejor.

Ante la irrevocable decisión de la presidenta, y ya en vísperas del partido España-Portugal, Eisi devolvió a la tienda la pantalla gigante e invirtió el dinero en un ipad y en una batería cargada con capacidad para todo el mes.

Pronto, la situación de abandono del edificio, empezó a generar quejas entre los vecinos.

-¿Y ahora por culpa de este imbécil yo no puedo subir en ascensor? -se enfadó Úrsula al ver que seguían sin luz.

-Odio el fútbol -confesó su hermana Brígida-. Es que no sé ni quién es el seleccionador.

-Yo aprendido había decir Lo-pe-te-gui pero ahora ya no ser -lamentó Xiu Mei agitando una banderita de España y practicando la pronunciación de las dos erres de Hierro.

-Y encima las escaleras están que no hay quien suba por ellas -suspiró la Padilla.

-¿Y eso? -preguntó Brígida.

-Oh? ¿Pues no ves cómo están? -y señaló hacia una jauría de pelusas.

-¿Y eso?

-¿No te has enterado? Carmela ha dimitido.

-¿Y eso?

-Fraude.

-¿Y eso?

-Oye, ¿tú no sabes hacer otra pregunta?

Atraída por el cuchicheo de sus vecinas, María Victoria se unió al corrillo.

-¿Problemas con Hacienda?

-No. Lo suyo fue con la lejía -aclaró la Padilla.

-¿Trincaba?

-Más bien la trancaron engordando el recibo que pasaba a la comunidad.

-¿Y eso? -preguntó Brígida que al ver la mirada matadora de la Padilla rectificó-. Y eso es robar.

En ese momento, un papel lanzado por el hueco de la escalera cayó sobre las mujeres. Úrsula leyó en voz alta.

-Esta tarde, anunciaré los nombres de los nuevos responsables de la intendencia del edificio y de la limpieza de las escaleras. Firmado, la presidenta.

Desde las siete, todos, menos Eisi que estaba enganchado al ipad para ver el debut de España en el Mundial, nos reunimos en el portal a la espera de las novedades.

-¿Necesita micrófono? -le preguntó Yeison a doña Monsi cuando la vio llegar.

-Aléjate, impresentable. Estás cesado -aseguró ella, acompañada de dos señoras con el mismo peinado atiborrado de laca.

-Mami, ¿esas no son clientas tuyas? -preguntó Yeison.

-¡Silencio! -interrumpió la presidenta-. Desde hoy, Lola y Lala se encargarán de lo que hacían Yeison y Carmela.

-Presidenta, ¿quién hará qué? -preguntó Brígida.

-Lala limpiará las escaleras -dijo.

-Se equivoca. Yo me encargo de la intendencia -corrigió Lala.

-De eso nada. Tú te encargas de las escaleras -se le encaró Lola.

-A mi no me discutas ¿eh?

-Y tú a mi no me toques ¿eh?

Las dos mujeres terminaron empujándose e increpándose.

-¡Basta! Lola, la intendencia y Lala, las escaleras -gritó doña Monsi y se marchó dejándonos con aquellas dos mujeres que no paraban de hiperventilar.

-¿Y quién es Lala? -preguntó Brígida.

-Yo soy Lala.

-No, yo soy Lola.

Señoras, por favor, no se alteren más -terció Úrsula justo en el momento en que Eisi, alongado por el hueco de las escaleras, gritó desaforado: ¡Goooooooool!

-¿De España? -preguntó Lala ¿o Lola?

-Niña, esto hay que verlo -dijo Lala o Lola y una de las dos le arrancó a Xiu Mei de las manos la banderita mientras subían las escaleras cantando "OeOeOeOé Oe...".

-Esto va de mal en peor -se quejó la Padilla.

-¿Y eso? -preguntó Brígida.

@IrmaCervino

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