Polémico y férreo defensor de su gestión al frente de RTVE, el periodista José Antonio Sánchez abandona hoy la presidencia de la radiotelevisión pública, una tarea que ha sido criticada hasta el mismo día de su salida, cuando los trabajadores de la corporación celebran el noveno viernes negro.

Sánchez (1953, Isla Cristina, Huelva) llegó a RTVE en octubre de 2014 después de que su predecesor, Leopoldo González-Echenique, presentara su dimisión.

El mismo día de su marcha, el Gobierno ha aprobado un decreto ley para renovar de forma urgente y transitoria el Consejo de Administración y al presidente de RTVE, en el plazo de un mes, ante el vacío de poder que se produce tras la salida de Sánchez y hasta que se elija por concurso público a la nueva cúpula de la corporación.

Tanto González-Echenique como Sánchez fueron elegidos en el Parlamento sólo con los votos del PP, que tras su llegada al Gobierno en 2012 modificó el método de elección de la cúpula de la corporación pública mediante un decreto que establecía que bastaría una mayoría absoluta en segunda vuelta para nombrar al presidente.

Sánchez, cuarto presidente de RTVE desde que ésta dejara de ser ente para convertirse en corporación, ha sido el único dirigente que ha cumplido su mandato y no ha dimitido como hicieron sus antecesores Luis Fernández, Alberto Oliart y González-Echenique.

En alguna ocasión llegó a bromear: "Me voy a tirar más tiempo aquí que Matusalén".

Tras 44 meses al frente de RTVE, hoy expira su mandato, que ha estado envuelto en la polémica prácticamente desde su llegada.

Tan sólo una semana después de aterrizar en la radiotelevisión, los trabajadores realizaron paros parciales para demostrarle al nuevo presidente que estaban "dispuestos a pelear" por "un servicio público de calidad y porque sus informativos sean plurales y democráticos".

El desencuentro entre empleados y la cúpula se ha mantenido hasta el final. De hecho, hoy, día de su salida, gran parte de la plantilla viste de negro por noveno viernes consecutivo para exigir una RTVE independiente y plural.

A pesar de las críticas, Sánchez presume de su gestión, sobre todo de haber logrado que los informativos de TVE sean líderes de audiencia y de que la corporación pública haya concluido los últimos dos ejercicios con superávit.

"Dejo la mejor televisión de los últimos años con diferencia", defendió en una de sus comparecencias ante la Comisión de control de RTVE en el Parlamento.

En sede parlamentaria también sacó pecho de los años en los que dirigió Telemadrid (2011-2014), época en la que ejecutó el ERE que afectó a 829 de sus casi 1.200 trabajadores: "Yo salvé Telemadrid y estoy muy orgulloso de eso; me podía haber ido a mi trabajo a ganar dinero y a ser feliz y, sin embargo, me fastidié por unos compañeros que lo merecían. (...) Telemadrid existe porque yo la salvé".

Sus comparecencias parlamentarias -cada mes debía rendir cuentas ante las Cortes- han estado plagadas de reproches cruzados entre Sánchez y los senadores y diputados -a excepción de los populares-, que han denunciado en múltiples ocasiones su "chulería y prepotencia".

Su declarada afinidad con el PP salió a colación en más de una ocasión: "Yo voto al PP y seguiré votando al PP", admitió en el Congreso, donde también reconoció figurar en "los papeles de Bárcenas" y no quiso ocultar que es "católico, apostólico y romano".

La crítica más reiterada a su gestión ha sido por manipulación y censura informativas, tanto por los parlamentarios como por los Consejos de Informativos de RTVE, algo que Sánchez siempre ha negado.

"No conozco ninguna práctica de censura. Soy consciente de que en Radiotelevisión Española se trabaja con mucha imparcialidad y neutralidad, y se respeta siempre la independencia de los profesionales de la información".

Sin embargo, los Consejos de Informativos de RTVE cifran en más de 600 las denuncias recibidas durante su mandato por "manipulación, censura, falta de pluralidad y propaganda".

Su cuestionada gestión ha sido uno de los motivos que llevó a la aprobación de la reforma de la ley de elección de la cúpula de la radiotelevisión pública, cuyo objetivo era recuperar la independencia y el pluralismo en la elección parlamentaria de sus órganos.

Sin embargo, esa ley que pretende elegir mediante concurso público al Consejo de Administración y al presidente de RTVE y que contó con el respaldo de todo el arco parlamentario, no se ha materializado nueve meses después de su aprobación por distintos desencuentros de los grupos políticos acerca de cómo articular ese procedimiento.

Un asunto al que Sánchez se ha referido en numerosas ocasiones.

"Nadie en España, ni los servicios de inteligencia más sagaces del mundo pueden saber qué ha pasado con esta ley. Es un misterio tan inescrutable como el de la creación del universo", ironizó.

"He conseguido lo que ni Dios con su infinito poder, ni la Santísima Trinidad, ni los tres juntos habían logrado, que es poner de acuerdo a toda la oposición para que me eche. (...) Más por mi parte, lo siento, no puedo hacer", opinó.

Ante la dificultad del Parlamento para poner en marcha el concurso público para renovar RTVE, y dado que Sánchez tiene que abandonar hoy su despacho, el Gobierno ha optado por aprobar un decreto ley que cesa de forma inmediata a los actuales consejeros de la radiotelevisión.

"Hoy mismo expira, concluye el mandato del presidente de RTVE, el señor José Antonio Sánchez, y hoy mismo damos por concluidos, se acaban los viernes en negro", se ha congratulado la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá.