Hace unos días delegó en el exministro Íñigo de la Serna para que explicara el mensaje que quería transmitir a los afiliados de cara a una votación a seis que terminó posicionando a Soraya Sáenz de Santamaría (21.513 votos) por delante de Pablo Casado (19.967). Con la segunda vuelta ya a pleno rendimiento, la exvicepresidenta del ejecutivo que lideró Mariano Rajoy hasta el pasado 1 de junio estuvo ayer en la sede popular de la capital tinerfeña para apuntalar el discurso con el que quiere ser elegida presidenta del Partido Popular. Sin nombrarlo, colocó su candidatura por delante de la del palenciano como única alternativa de gobierno a Pedro Sánchez. Ese deseo y otros ataques a las formas de actuar de los socialistas desataron los aplausos y los gritos de "presidenta, presidenta..." de los simpatizantes que quisieron arroparla en la primera parada de su vertiginoso viaje al Archipiélago. Antes de volar a Las Palmas de Gran Canaria, la exministra de Presidencia respondió a unas preguntas en las que pasado y presente se aliaron para dar un paso definitivo en el organigrama de la formación popular.

¿Esos aplausos son la prueba de que el partido está vivo?

El Partido Popular está muy vivo. Este congreso nos va a servir para coger carrerilla y dinamizar nuestras estructuras internas de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas.

¿Esperaba tener otro rival en el Congreso Extraordinario del PP?

(silencio)... Nos presentamos seis y las que han salido adelante fueron estas dos posibilidades.

¿Si Pablo Casado se presenta como la regeneración, usted qué aporta: la experiencia?

Yo creo que la experiencia, no solo en política, es un grado... El otro día en un mitin me presentaron como la "juventud-experta". La regeneración de la vida política no viene dada solo por la juventud. Indudablemente cuando no has estado en ningún sitio todo es un poquito más difícil. Es importante haber estado y, sobre todo, haber practicado la ejemplaridad de la integridad.

¿Cómo ha interiorizado un proceso que se abrió con la presentación de la moción de censura y la posterior salida de Rajoy de la presidencia que usted quiere ocupar?

No puedo omitir que la salida del gobierno, por el modo en el que se produjo, me generó un gran sentimiento de injusticia. Un pacto entre perdedores constituido por socialistas, populistas e independentistas para sacar del poder a alguien que ganó unas elecciones legítimamente no es admisible, pero esa situación se dio y hay que asumirla. Al día siguiente de esa extraña alianza había que seguir trabajando, volver a ilusionarse con prestar un servicio a nuestro país y trazar el mejor futuro posible para el Partido Popular.

¿Cuándo tuvo claro que debía participar en este ciclo tan delicado para su formación?

Soy una mujer que voy de frente: siempre me he arremangado en los momentos difíciles y este es uno de ellos. Tengo la experiencia y las ganas necesarias para estar al frente de mi partido; quiero ser siendo útil a España.

Por la experiencia que acumula en política, usted no se involucraría en una aventura de este calibre para liderar una travesía por el desierto, ¿no?

Podemos ganar las elecciones...

¿Está convencida?

Sí. En la calle se percibe un sentimiento de injusticia de gran calado porque este país nunca ha tenido como presidente a un político que no fue capaz de ganar unas elecciones. Ni siquiera en el PSOE se imaginaron a Sánchez como presidente gracias a los votos de Podemos y de unos independentistas que lo único que no quieren es la unidad nacional. El Partido Popular debe pensar en esa integridad desde la oposición para colocar los deseos de todos los ciudadanos por delante de unos intereses particulares.

¿Qué cara se le quedó a la vicepresidenta del Gobierno tras una laboriosa negociación de los PGE que fue "eclipsada" por el movimiento que lideró Sánchez?

Los primeros pasos de Pedro Sánchez son esperpénticos... Yo en los actos suelo repetir que somos el partido que hemos permitido que el PSOE siga gobernando porque estos presupuestos los sacó adelante Mariano Rajoy. Gracias a esa herencia la agenda canaria puede seguir teniendo peso en Madrid. Ahora, lo que hay que estar es muy vigilante porque ya hemos visto que hay gente dispuesta a jugártela en cuanto te despistas. Cuando un gobierno pasa una aprobación de los presupuestos, que no deja de ser un test de estabilidad, y acto seguido el señor Sánchez se escuda en la corrupción para llegar a la presidencia prometiendo cosas que no va a poder cumplir, entienda que solo me pueda sentir desolada.

¿Probablemente sea por la diversidad sobre la que está sustentado ese acuerdo, pero le sorprende la cantidad de frentes que tienen abiertos los socialistas, uno de ellos asociado a esta comunidad y la polémica puesta en marcha del 75% de descuento en los billetes?

El problema de Pedro Sánchez es la falta de claridad de ideas y de experiencia. Canarias ha dejado de ser un elemento importante en la agenda política de Pedro Sánchez.

Una de sus rivales incidió en el hecho de querer ser la primera presidenta del PP y, a su vez, la primera mujer en dirigir el gobierno español, usted ha sido mucho más comedida...

Si siendo mucho más comedida me han criticado, imagine si no lo llego a ser. Yo no quiero que me voten por ser mujer, pero sí para que una mujer presida este país.

¿Admitiendo que aún existen muchos derechos por conquistar, no cree que hay debates en torno a la figura de la mujer que deberían estar superados o, simplemente, no ayudan a la hora de lograr esa situación de igualdad?

En políticas que afectan a la mujer hay que ir a los hechos que son realmente importantes. La categoría es la brecha salarial, la conciliación entre hombres y mujeres, la violencia de género, el derecho a tener una carrera profesional... Esas sí que son cuestiones que hay que poner en una mesa de negociación.

¿Se siente obligada a desmarcarse de lo que hizo antes de llegar a estas primarias?

¿Por qué debería hacerlo? No me voy a desmarcar de lo que hice en el pasado. Uno debe asumir lo que ha hecho, aprender y corregir los errores en la medida de sus posibilidades y fortalecerse con vistas al futuro. La política es una continua renovación: los problemas del siglo XXI no se arreglan con recetas de los años 90.

A pesar de que usted no tuvo problemas para suplir a Rajoy en un debate con sus adversarios políticos, ¿hoy muchos sí que echan en falta ese cara a cara entre Sáenz de Santamaría y Casado?

Mire, le voy a ser sincera. A mí un debate con PabloCasado me vendría bien... Si nos ponemos a comparar experiencia, trayectorias, preparación o programas le aseguro que no saldría mal parada, pero yo no tengo que pensar en mí sino en el partido. Cuando me han pedido que debatiera con De la Vega, Rubalcaba, Sánchez, Iglesias o Rivera lo hice por el interés del PP, pero esto no lo vamos a convertir en una guerra interna.

Al principio habló de dinamizar el partido, ¿eso incluye recuperar a antiguos votantes que en los últimos años han buscado un discurso nuevo en otras formaciones políticas?

El PP es un partido de centroderecha con una vocación social mayoritaria y que es alternativa de gobierno, es decir, una formación política que sin perder la defensa de sus valores debe abrirse a la sociedad para conectar con ella.

¿En medio de esta vorágine informativa le ha quedado tiempo para hacer autocrítica de cómo se ha llegado a esta situación?

No podemos cambiar el pasado, pero sí aprender para el futuro. El PP ha demostrado que es un partido fuerte que sabe asumir sus errores y que no está por la labor de tolerar conductas impropias de una formación que ha demostrado tener una gran capacidad de gobierno.