Nieves Anula Alameda (01/05/1973, Santa Cruz de Tenerife) no fue una baloncestista técnica, ni física, ni táctica. Esa, al menos, era la opinión de sus seleccionadores españoles absolutos, el gallego Vicente Rodríguez, conocido por el apodo "Cholas". Eso sí, fue consistente y perseverante para rendir al nivel de las mejores, cuando no fue propiamente la estrella. La capitalina, guamasera de adopción, se agigantaba en la pista. Lo hizo precozmente para pasar a engrosar la plantilla del Cepsa Tenerife en la élite nacional, para llevar en volandas a una España que se colgó el bronce en el Eurobasket de 2001 o para ganarlo todo en Italia. Pero su luz se fue apagando conforme el disfrute en la pista decaía. Ella misma lo vio antes que nadie.

Pedro Rodríguez Dorta, actual presidente del Club Escuela de Atletismo -CEA- de Tenerife 1984 y su profesor de educación física a finales de los años 70, inició a Anula en el baloncesto. Fue en el lagunero colegio Luther King. No era un emplazamiento cualquiera. Allí se inoculaba una "fiebre" especial, la aurinegra. El CB Canarias disputó sus partidos en el pabellón colegial, en una época con tres ascensos a la élite -1981, 1983 y 1986-. "En los recreos solían pasar los jugadores y nos chocaban las manos", rememora.

La proyección de la joven no pasó desapercibida para otros colegios, como el Hispano Británico de Paco Apeles. "Me contactaron, pero yo estaba muy a gusto en el Luther". Siendo cadete, con 15 años, Alejandro Martínez -exentrenador del Canarias y actual técnico del Palencia-, la invitó a probar con el representativo insular en la élite, el Cepsa -Club Baloncesto Tenerife-. "Era el ayudante del entrenador Ramón Cubeles y me conocía porque entrenaba a los chicos de 1974 del Luther. Necesitaban una jugadora joven y Alejandro me insistió, aunque a mí Santa Cruz me parecía muy lejos", bromea.

Jugadoras como Carmen Rosa Izquierdo, Estela Ferrer -también fue internacional absoluta- o la estrella Cathy Boswell -campeona olímpica en Los Ángeles 1984-, entre otras, testaron, en un "tres para tres" en el Pabellón Central -actual Quico Cabrera-, a Anula. "Ahí me di cuenta de que podía jugar". Y Cubeles, también. Nieves contó con minutos en una máxima categoría en la que el representativo quedó tercero. Al final de la temporada 1988/1989 el Cepsa desapareció.

Ahí entró en escena el Isla de Tenerife. Paco Apeles quiso dar continuidad a las jóvenes del Hispano Británico cadete, que quedaron subcampeonas de España en 1987. Dicho grupo alcanzó la Primera División y reclutó a Anula y a Boswell. Nieves llegó para ocupar el rol de tercera base, mas las lesiones de sus compañeras le hicieron jugar 40 minutos cada partido con apenas 16 años. "El cambio de club fue enorme: de uno serio, a otro con una situación económica muy justa". A pesar de lo "limitado" del equipo, se logró la permanencia. Con todo, desencantada, Nieves descartó continuar.

Sin cumplir la mayoría de edad, en el estío de 1990, afrontó su primera experiencia lejos de casa. En una gira de pretemporada por Canarias, el Caja Segovia de Cathy Boswell probó a la tinerfeña en dos encuentros frente al grancanario Kerrygold. Su "hermana mayor" norteamericana la había avalado y la tinerfeña no defraudÓ.

El comienzo trajo las peores noticias. "En los primeros partidos, me rompí el ligamento cruzado anterior de la rodilla". Su rehabilitación acabó resultando caótica. "Me trató un campeón de halterofilia. Después de tres meses estaba haciendo ¡sentadillas con 100 kilos!" Una vez "recuperada", la selección española júnior llamó a su puerta. "Sentía que tenía algo extraño en la rodilla". Hasta que en un partido le cayó encima de la articulación una jugadora "grandísima". Ahí se descubrió que la plastia de su anterior intervención se había roto con sus sesiones halteras, y ahora se sumaba la distensión de los otros ligamentos.

Sobre la mesa de la operación, el cirujano le dijo que era muy probable que no pudiera jugar más. En su recuperación, el Segovia se impacientó. "Me presionaron para que me fuera". Lo consiguieron. Anula se marchó a Madrid, donde ya estudiaba INEF.

Diez meses después, regresó a las canchas. Nieves aprovechó que el Plan ADO había reclutado a buena parte del juego exterior del Canoe para encontrar acomodo en la escuadra madrileña, en el curso 1992/1993. "Tenía muchos altibajos". La tinerfeña aceptó la propuesta de su entrenador, Luis Brizuela, de doblar partidos, jugando también con el Alcobendas de la Primera B. Volvió a coger el pulso, pero el retorno de las jugadoras "ADO" la dejó sin sitio.

El recién creado Banco Exterior de España fue su siguiente escala en la élite. Apenas transcurrió un curso antes de que volviera al equipo Real. La temporada 1994/1995 cambió su trayectoria. Mariano Parra, que había entrenado en la Isla al Tenerife AB masculino, cogió las riendas del Canoe y modificó sus patrones. "Anteriormente jugaba por instinto y copiando a otras jugadoras. Él me enseñó a entender de verdad el baloncesto", asevera.

Asentada entre las mejores, la escolta recibió su primera llamada de la selección absoluta. Debutó, con 8 puntos anotados, contra Cuba el 9 de mayo de 1995, en las canchas del Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume. "Me daba la sensación de que todo iba demasiado rápido. Entramos Amaya Valdemoro y yo, pero de resto eran jugadoras que habían jugado juntas toda la vida".

El seleccionador Manolo Coloma, ayudado por el propio Parra, confió en la lagunera para formar parte del combinado de cara al Eurobasket de Brno -República Checa-. "Fue un desastre. Tuvimos un resbalón en el cruce -contra Hungría- y terminamos décimas. Hubo lesiones, incluso yo me torcí un tobillo". La mala clasificación -España había sido campeona dos años antes en Italia- liquidó las opciones de competir en los Juegos Olímpicos de Atlanta un año después.

El juego de Anula prosiguió al alza. Antes de la llegada de la cita con los aros, el Canoe alzó su única Copa de la Reina. La tinerfeña aportó 15 puntos en la final.

En 1997 llegó el turno del Europeo de Hungría, celebrado en Zalaegerszeg y Budapest. España se volvió a topar con la barrera de cuartos, nuevamente ante la anfitriona magiar. Luego, el combinado en el que destacó la tinerfeña, con más de 15 puntos por duelo, acabó quinto tras batir a Serbia y Rusia.

Tres meses después de la cita continental, en septiembre, Nieves recibió un duro golpe con la noticia del fallecimiento, en accidente de tráfico, de Mariano Parra. Apenas contaba con 40 años.

La nueva temporada la llevó al Pool Getafe, que arrasó conquistando el doblete -Liga y Copa-. "Había mucha diferencia con el resto. Creo que nacionales solo estábamos Amaya -Valdemoro- y yo. El resto eran comunitarias y extracomunitarias". El único revés llegó en la final de la Copa de Europa, frente al galo Bourges, que actuó como local.

El verano trajo el primer y único Mundial para la tinerfeña. En Alemania -las sedes fueron Rotenburg, Bremen y Berlín-, España terminó quinta tras caer en cuartos con Australia, y vencer luego a Cuba y a Lituania. "El cruce con las australianas fue muy malo. Ahora las jugadoras españolas están al nivel físico, pero en esa época éramos unas enanas", comenta una jugadora que volvió a ser la mejor de la rojigualda.

Después de la desaparición del Pool, Anula volvió a firmar por el Canoe en 1998, en lo que fue su tercera etapa en la entidad. Aunque no tuvo la oportunidad de levantar un nuevo título, se adjudicó el MVP de la competición doméstica, gracias a la friolera de más de 26 puntos de media por choque. "Estaba acabando el doctorado en Madrid". La disyuntiva estaba "entre un equipo grande fuera o uno más pequeño" que le permitiera terminar.

España no se clasificó para el Eurobasket de Polonia 1999 -Vicente Rodríguez sustituyó a Manolo Coloma como seleccionador- ni para una nueva cita olímpica en Sydney 2000. Ese verano, el conjunto madrileño decide renunciar a la élite. La jugadora insular hizo las maletas rumbo a Valencia. Con el Ros Casares levantó su segunda Liga.

Tras dos veranos sin citas internacionales con la selección, Anula llegó al Eurobasket de Francia -en Orleans y Le Mans- 2001, en el que compartió equipo con la también tinerfeña Lidia Mirchandani. La preparación llevó a la selección a disputar dos encuentros en el Pabellón Díaz Molina de Puerto de la Cruz, con victorias ante Finlandia y Lituania. "Fue muy bonito", relata una jugadora que "físicamente estaba bajando, aunque mentalmente me sentía muy madura". Entre las jugadoras "había muy buen entendimiento", a pesar de "la tensión" existente con "el entrenador". Y es que la exigencia de "Cholas" resultaba extrema.

La selección se plantó en semifinales, una vez se tomó cumplida revancha de Hungría, más no pudo con el combinado ruso. En el encuentro por el bronce, frente a Lituania, Nieves Anula alcanzó su cénit con la rojigualda. "Guardo muy buen recuerdo". No es para menos, tras anotar 28 puntos. "Entré en trance. Parecía que entre mi mano y el aro había un tubo". La escolta terminó la cita con más de 14 puntos por partido, entre las cinco máximas anotadoras, con más de un 55% de acierto en triples, casi cinco rebotes y más de dos asistentes de media? Una auténtica exhibición.

Muchos veían a Anula -28 años- en plenitud. Menos ella misma... Tras jugar un año en el Universitat de Barcelona, "quería ir al Mundial de China -2002- y dejarlo. Jugaba desde que tenía 15 años. Torturé mucho mi cuerpo. No descansé más de 10 días en ningún año. Me gustaba jugar porque me divertía. En el momento que dejé de hacerlo, no quería seguir", afirma.

Empero, un nuevo contratiempo físico se cruzó en su camino mundialista. "Justo antes de irnos, hubo un movimiento extraño en la rodilla que me habían intervenido. No podía extender la pierna. Se me quedaba bloqueada. No funcionó nada de la rehabilitación de la época y tuve que renunciar". El médico Cristóbal Rodríguez, primer internacional absoluto tinerfeño, le practicó una artroscopia en la que no apareció nada destacable. Osteópata, Anula entiende que con sus actuales conocimientos hubiera solventado la situación "con dos sesiones. Creo que el peroneo tibial tiraba de la cabeza del peroné y este bloqueaba la articulación".

Lo cierto es que los movimientos que le hizo Rodríguez en la artroscopia liberaron la articulación en buena medida. Por lo tanto, Nieves podía continuar jugando, si quería... "Todos", incluido parte de su entorno, "me presionaban para que siguiera". Uno de los equipos interesados era el Taranto Cras Basket. Los italianos querían a una extranjera, pero era la tinerfeña, con un perfil determinado, o ninguna. "Un representante me dio la idea de firmar para que me dejaran en paz. Les dije -a los italianos- que no quería ir y estuvieron de acuerdo, lógicamente sin cobrar".

Llegó diciembre y Anula empezó a entrenar, "a escondidas", con un preparador. "Quería retomar las buenas sensaciones físicas. Nada más". Pasadas las semanas, dicho preparador le sugirió la posibilidad de acabar el curso en tierras transalpinas. "Rompí con todo lo que tenía en Madrid". El Taranto acababa de ascender y nunca había ganado nada. Con Nieves cambió todo. Se llevaron la Copa, con la tinerfeña como MVP, y la Liga, en la que Anula fue integrante del mejor quinteto.

La llamada del seleccionador no se hizo esperar. "Me preguntó que si me gustaría venir al Preeuropeo. Dije que sí porque eso podía dar posibilidad de ir a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004" un año después. La tinerfeña venía de jugar 40 minutos y dos partidos por semana. "Estaba en un momento óptimo y no quería arriesgar en los entrenamientos". A "Cholas", que planteaba unas sesiones tipo selva, "en la que las más fuertes debían sobrevivir", no le excitaba la idea de estar pendiente de jugadoras en particular. Finalmente, el preparador descartó a una tinerfeña que se quedó sin Juegos por tercera vez. "Me gustaría haber ido a alguno, pero no tengo la espina".

Anula jugó una campaña más con el Taranto. Y se retiró... hasta que la misma entidad le solicitó un último servicio en el epílogo de la campaña 2004/2005. "Justo antes de los partidos de playoffs, la americana pidió irse a EE. UU. por cuestiones familiares... y no volvió. Me querían para 10 minutos y acabé jugando 38 de media. Casi no me muero", relata entre risas.

Por ese entonces, la guamasera ya había comenzado sus estudios de osteopatía, una disciplina por la que conoció a su marido. Después de 14 años viviendo en Italia, el pasado año regresó a su Isla natal. Lo hizo con su familia, coronada por su retoño italiano. En aquel 2003, la 87 veces internacional absoluta, tomó seguramente la mejor decisión de su vida.