La hasta ahora coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, ha cedido finalmente a la presión de Carles Puigdemont y ha renunciado a seguir liderando el partido, para facilitar así una candidatura única a la dirección, que preparará la integración en la Crida Nacional per la República.

En la segunda jornada de la Asamblea Nacional del PDeCAT, que culminará mañana en el Palacio de Congresos de Cataluña, Pascal ha desactivado con su renuncia la crisis que se avecinaba en el partido si este domingo acababa presentando su candidatura a secretaria general, con su equipo de fieles, y los críticos decidían desafiarla con una lista alternativa, probablemente con el aval de Puigdemont.

En el trasfondo de la pugna, más allá de los liderazgos, subyacía una disputa estratégica, provocada por la apuesta de Puigdemont por fundar la Crida Nacional per la República, un nuevo movimiento que pretende aglutinar a diferentes sectores del independentismo pero que, en la práctica, puede suponer la liquidación por absorción del propio PDeCAT.

Consciente de que no podía enfrentarse a Puigdemont haciendo caso omiso a la Crida Nacional, Pascal defendió ayer ante la asamblea que el partido "se sume" al nuevo proyecto, pero dejando claro al mismo tiempo que eso debe ser compatible con mantener un PDeCAT "fuerte".

Desde Alemania, Puigdemont ha maniobrado para apartar a Pascal del timón del PDeCAT y se ha dejado ayudar por los sectores críticos del partido, encabezados por la corriente Moment Zero, liderada por el conseller de Interior, Miquel Buch, y el alcalde de Molins de Rei (Barcelona), Joan Ramon Casals.

El jueves por la noche, caras visibles de este sector crítico, junto con los exconsellers presos Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, además del exdirigente de CDC Francesc Sánchez, diseñaron una fórmula de "consenso" que consistía en situar al actual coordinador organizativo del PDeCAT, David Bonvehí, como nuevo presidente del partido, y a la diputada en el Congreso Míriam Nogueras, afín a Puigdemont, en la vicepresidencia.

La propuesta preveía suprimir la coordinación general, por lo que Pascal se quedaba sin el mando del partido, aunque se contemplaba que siguiese formando parte de la dirección, con menor peso.

Pascal se negó a aceptar este esquema, lo que hizo redoblar las presiones de los críticos para que cediera, a menos que quisiera encontrarse mañana disputándose la dirección con una candidatura alternativa con el aval de Puigdemont y los presos.

Finalmente, este mediodía, según fuentes demócratas, Pascal ha dado su brazo a torcer y ha ido comunicando su decisión al resto de miembros de la dirección ejecutiva.

Ya por la tarde, ha hecho una breve comparecencia ante los medios, sin preguntas, en la que ha dejado claro el motivo de su renuncia: "Queremos un partido grande, donde todos sumen, donde no sobre absolutamente nadie. Pero es evidente que la coordinadora general del PDeCAT no puede ser que no tenga la confianza del presidente Carles Puigdemont. Y yo no la tengo, como es evidente".

Ahora queda expedito el camino para configurar una dirección -que se votará mañana en la clausura del cónclave- presidida por Bonvehí, con Nogueras de vicepresidenta y que integraría, según las fuentes consultadas, a otros nombres como Ferran Bel, David Font, Maria Senserrich, Ferran Falcó o Violant Cervera.

En paralelo, en los debates congresuales ha sido aprobada una enmienda a la ponencia política, impulsada por los exconsellers presos, que insta a la militancia a sumarse a la Crida Nacional per la República de Puigdemont y plantea crear una comisión encargada de elaborar un acuerdo de adhesión al nuevo movimiento.

Los asociados también han aprobado enmiendas para que en los estatutos del partido figure el objetivo de "hacer efectiva la república de forma inmediata", aunque mañana en el plenario se votará una enmienda para matizar que hay que hacerla efectiva "lo más pronto posible".