La muerte en noviembre de 2016 de una niña de solo 12 años por coma etílico, después de haber consumido alcohol durante cuatro horas seguidas en un botellón, conmocionó a la sociedad. Ha pasado el tiempo y no hemos hecho nada para frenar esa lacra que sigue diseminándose imparable entre nuestros adolescentes. No es que lo diga yo, es la dura y triste realidad, la que reflejan los estudios que confirman que, cada vez más, nuestros chicos y chicas empiezan a beber a edades más tempranas. En Canarias, el dato es escalofriante: desde los 14 años. La situación me preocupa mucho, como responsable político, pero, por encima de todo, como padre. Me preocupa ver que el problema existe y que esta sociedad lo tolera.

Este pasado martes hice una reflexión en voz alta, no tanto como político, que también; no por pertenecer a un partido, que también, porque una de las responsabilidades cuando asumimos un cargo político es abrir los ojos ante lo que ocurre y buscar soluciones. Mi reflexión ha sido más como padre. Tengo un hijo de 13 años que está llegando a esa edad crítica de la que hablo y, como yo, muchos padres y madres están preocupados por lo que sucede actualmente y con la tolerancia que hay a que nuestros menores consuman alcohol y otras sustancias perjudiciales para su salud. Como digo el problema existe y hay que atacarlo. Es trabajo y responsabilidad de toda la sociedad. No podemos seguir mirando para otro lado como si no pasara nada.

Esta reflexión que he querido trasladar a los padres, madres, educadores, administraciones y entidades para debatir entre todos en la búsqueda de soluciones, en mi caso, no se va a quedar solo en palabras. Quiero reflexionar y también actuar, como ya venimos haciendo desde el Cabildo con el Plan Insular de la Infancia y la Adolescencia, que actualmente se encuentra en proceso de consulta pública, y donde se recogen acciones vinculadas a la promoción de hábitos saludables y dirigidas a evitar comportamientos que tienen que ver con el consumo de alcohol y otras drogas entre los menores. Pero hay que hacer más cosas y por eso el próximo mes de septiembre vamos a llevar al Pleno una moción para, en caso de que el Cabildo patrocine fiestas, establecer un código que obligue a evitar el consumo de bebidas por parte de menores y a promover un consumo moderado y razonable entre las personas.

Sé que lo que propongo es complicado. Podría parecer hasta imposible, pero ha habido experiencias exitosas como el caso de Islandia, el país europeo que a finales de los noventa contaba con la mayor tasa de consumo de alcohol y tabaco entre los jóvenes y que, en la actualidad, apenas tiene un 5% de adolescentes que reconoce haber consumido alcohol en el último mes. Islandia cogió el toro por los cuernos, tomó medidas y puso en marcha iniciativas en busca de una sociedad que fuera menos tolerante con estos comportamientos. Puso el foco en el papel de los padres en la educación de sus hijos como principal factor para la prevención y también trabajó en la participación de los adolescentes en actividades extraescolares y en actividades deportivas para reducir el riesgo.

En el Cabildo, llevamos años trabajando en el fomento del deporte entre nuestros chicos y chicas, en las diferentes edades escolares, ofreciéndoles actividades y alternativas, además de ser un perfecto vehículo para impulsar valores sanos y cívicos. Los Juegos Cabildo llegan a más de 12.000 niños en los colegios de la Isla; el Deporte Joven está dirigido a fomentar la práctica deportiva entre los estudiantes de cuarto de ESO y primero y segundo de Bachillerato; Tenerife Urbano es un programa para fomentar la actividad física entre los jóvenes de 14 o 15 años que empiezan a abandonar la práctica deportiva, sin olvidar tampoco a los chicos y chicas con discapacidad en donde desarrollamos desde hace dos años un programa integral para la práctica del deporte. Contamos además con numerosas y variadas acciones que desarrollamos a través de la estrategia Tenerife 2030. Se trata de actividades culturales, creativas, formativas, orientadas al fomento de la innovación o a la mejora del conocimiento de otras lenguas o culturas y de ocio con las que dotamos de herramientas y capacidades a nuestros jóvenes con un objetivo claro: que sean capaces de hacer frente a los retos que les deparará el futuro. Nuestra intención es formar a la nueva generación Tenerife 2030. Chicas y chicos sanos y con valores, con oportunidades y con recursos.

Me preguntan estos días por qué he sacado ahora a la luz este problema y tienen razón. Debimos haberlo hecho mucho antes. No lo hicimos y por eso tenemos que hacer autocrítica y ver qué no estamos haciendo, qué podemos hacer y qué estamos haciendo mal que podemos cambiar. Tenemos que tomar ese camino. Si miramos de frente el problema, estaremos dándoles una oportunidad a nuestros hijos e hijas, a nuestros adolescentes.

Empezamos ahora mejor que mañana.

*Presidente del Cabildo de Tenerife