El cambio climático aumentará el riesgo de que las Islas sufran olas de calor más intensas -y, por tanto, incendios forestales-, precipitaciones estivales y fenómenos inestables de origen tropical. Esa es una de las principales conclusiones recogidas en la investigación "El calentamiento global en el Atlántico Norte Suroriental. El caso de Canarias. Estado de la cuestión y perspectivas de futuro", publicado recientemente en Cuadernos Geográficos, una revista especializada que publica la Universidad de Granada.

Según el estudio, que firman los especialistas de la Universidad de La Laguna Pedro Dorta y Abel López Díez junto a Jaime Díaz Pacheco, de la Complutense de Madrid, el análisis de las olas de calor sufridas en Canarias muestra algunas cuestiones relevantes. "Su número es notablemente mayor en los últimos años, con 24 episodios entre 1996 y 2015 y solo 13 entre 1976 y 1995. Además, las mayores intensidades, entendidas como la temperatura máxima de la ola de calor, se dan a lo largo del siglo XXI". Sin embargo, "la duración de los eventos no muestra cambios significativos e incluso las olas de calor más largas se han registrado en 1976 -dos episodios con más de 10 días- y 1987". Ese comportamiento, no obstante, hace que "el riesgo de incendio forestal, que está directamente relacionado con las advecciones saharianas responsables de las olas de calor, aumente".

De hecho, recuerdan los investigadores, los mayores incendios forestales en la historia de Canarias se han producido en el siglo XXI; el mayor afectó a casi 36.000 hectáreas en tres islas de manera simultánea en julio de 2007. En total, "los tres incendios calcinaron el 41,53% de la superficie forestal quemada de todo el país en 2007". A este se suman, además, otros grandes incendios ocurridos "en julio de 2009, 2012 y 2016".

Los autores consideran que "es más que evidente" el efecto del cambio climático en la región. "Se han registrado cambios significativos en las temperaturas, con un aumento generalizado, especialmente acusado en las mínimas, en la alta montaña y en los últimos 40 años".

El comportamiento pluviométrico muestra grandes incertidumbres por las características del territorio insular, aunque los datos disponibles apuntan a un descenso de las precipitaciones.

Por último, aunque resulta complicado hacer previsiones en este sentido, el previsible calentamiento de las aguas oceánicas del Atlántico puede incrementar el riesgo de la llegada de más tormentas y ciclones tropicales hacia la Macaronesia.

Los investigadores señalan en su artículo que los estudios sobre islas pequeñas, y sobre la Macaronesia en particular, tienen

un gran interés porque estos territorios funcionan como laboratorios "en cuanto a procesos de mitigación y adaptación, así como al desarrollo de la resiliencia frente al cambio climático". Estas características se deben a que los espacios insulares suelen compartir una gran biodiversidad y sistemas económicos similares con una fuerte dependencia del exterior.

El caso de Canarias es evidente: "el turismo es uno de sus principales pilares económicos, con un peso muy destacado en su PIB, actividad que depende, a su vez, de los combustibles fósiles para trasladar a los potenciales turistas hasta las Islas", señalan.

A ello se une que los turistas que visitan Canarias y otros territorios similares presentan un consumo elevado de recursos, superior a la población residente y se trata, en buena medida, de visitantes extranjeros de procedencia lejana.

"El gasto energético también suele ser más alto, como lo demuestran, por ejemplo, las emisiones de CO2 per cápita en Canarias, que superan la media nacional, aún con una renta por habitante inferior, por lo que las medidas de mitigación igualmente podrían tener consecuencias importantes sobre el desarrollo de las Islas", advierten los autores del estudio.

Por todo ello, "los espacios insulares son más vulnerables ante un escenario de calentamiento global, ya que constituyen, probablemente, la mayor amenaza potencial para las islas pequeñas (como es el caso de Canarias y el resto de los archipiélagos de la Macaronesia)".

En este contexto, resulta "crucial" valorar el cambio climático en esta región.