En un viaje a Los Ángeles hace algunos años tuve la ocasión de conocer a Allen Daviau, director de fotografía de películas como "ET, el extraterrestre", "Bugsy", "El imperio del sol" o "El color púrpura". Vivía en una residencia para ancianos a las afueras de la ciudad y añoraba rodar sobre todas las cosas. La edad y un gran sobrepeso le impedían casi andar, aunque solo tenía 74 años. Hablamos de cine, de Steven Spielberg y, cómo no, de "ET", quizás su película más icónica y recordada. Cuando ya nos despedíamos, con cierto pudor y dándome cuenta de que no se conoce todos los días a personas que han sido nominadas cinco veces a los Oscar, le pregunté qué era lo más importante para él a la hora de rodar, a qué debería prestar más atención, le pedía un secreto, un truco, su experiencia en una frase. Él fue generoso, no dudó y me contestó rápidamente: localizar bien. Las localizaciones son lo más importante; si la localización es buena y hacemos un análisis correcto, aprovechando lo bueno del sitio y escondiendo lo malo, y, por lo tanto, hacemos una buena planificación, tendremos medio rodaje hecho.

Mi avión salía en una hora hacia Salónica, en Grecia. Íbamos a localizar para la nueva serie que estoy rodando y, como casi siempre que hago una localización, procuraba acordarme del consejo de Allen Daviau. El reto aquí es grande: rodaremos ocho o nueve días en octubre, aunque en realidad necesitaríamos veinte. La solución es fragmentar la realidad, dividir secuencias, falsear espacios; en definitiva, mentir o, más sencillo aun, hacer nuestro trabajo y conseguir que la realidad parezca lo que necesitamos que sea y no lo que realmente es; hacer cine, en pocas palabras.

Localizar es siempre fascinante, se abren sitios cerrados durante décadas, lugares que la gente normal solo ve en las noticias? o en las películas: cuarteles del ejército, cárceles, estadios de futbol, presas hidroeléctricas, comisarías de policía, túneles de metro, azoteas y sótanos cerrados durante décadas, criptas y casas de señoras ricas y pobres, chabolas, castillos, fábricas, puertos y torres de control, embajadas y palacios presidenciales? Localizar te hace conocer gente muy interesante y te abre sitios básicamente imposibles de ver si no es de esa manera. Luego se rodará allí o no, será muy caro o no cuadrará con la historia o con las fechas, pero el mero hecho de estar en ciertos sitios es un privilegio y en ese momento me embarcaba para localizar en Grecia, para ver aeropuertos, carreteras en la costa, hoteles y, también, para ver y elegir una motora lujosa y un yate enorme. Había visto ya fotos de todo pero ahora iba a comprobar cómo eran en realidad esos hoteles, los restaurantes, los yates, a elegir dónde y cómo rodar, a decidir si me iba a hacer falta un dron o si necesitaba una cámara más y dónde me haría falta que aterrizara el helicóptero que venía escrito en el guion, para lo que producción me había mandado fotos de varios modelos. También tenía que decidir las secuencias que, aunque en guion tuvieran lugar en Grecia, íbamos a terminar rodando en Bucarest o en "green screen", esto es, en plató con un fondo verde para luego incrustar el paisaje que queramos; de nuevo mentir, de nuevo hacer cine.

Rodar es un equilibrio entre lo que tienes que grabar, entre el dinero que tienes para rodarlo y el tiempo que tienes para hacerlo. Brian de Palma decía que un buen director no es el que hace un plano secuencia dificilísimo ensayando con tiempo y con todo el dinero del mundo; eso es difícil y se requiere arte y oficio, pero para él no era lo más importante. Él decía que un buen director es aquel que cuando queda una hora de luz y diez planos por rodar y sabe que solo le va a dar tiempo a rodar tres, decide, de una manera correcta, qué tres planos va a rodar y consigue contar la historia de una manera brillante a pesar de no rodar todo lo que tenía en mente. Eso es equilibrar lo que tienes que contar con los medios que tienes, cuando el sol se está cayendo y tienes toda la presión encima; tienes que acabar sí o sí y el equipo está esperando tu decisión. ¿Qué vas a rodar en esos escasos sesenta minutos que tienes? Una buena decisión supondrá una buena secuencia; una mala decisión, el comienzo de una mala película.

Al final, casi todos mis días de rodaje (y los de la mayoría de los directores) son así. Siempre llego al final de la jornada con poco tiempo y muchas cosas por rodar. De Palma entonces viene a mi mente cuando pienso que ese es el momento de la verdad y que ahí se va a decidir el día de rodaje. Si has localizado bien, conoces los pros y los contras y has analizado correctamente la localización, tomar esa decisión cuando solo queda una hora de luz es más fácil. Allen Daviau lo tenía claro y así me lo trasmitió; mientras me abrochaba el cinturón de seguridad en el avión pensaba en que lo sencillo es, a fin de cuentas, lo importante y un tipo con su experiencia me podía haber hablado de mil batallitas, de mil historias, pero me dio un consejo que me vale cada día. Despegamos hacia Grecia, Allen Daviau, junto con Steven Spielberg, hizo volar una bicicleta con un niño y un extraterrestre, creando una imagen memorable para millones de personas en todo el mundo y de todas las generaciones; y todo empezó con una localización. A eso iba yo, a localizar, para crear ilusiones, fantasías, para hacer a la gente soñar, para hacer cine. Gracias, Allen.