El día 9 de marzo de este año se vio por última vez a Aitor Sanz sobre el césped del Heliodoro Rodríguez López en partido oficial. Jugó 25 minutos del Tenerife-Oviedo y cayó lesionado días después. El primer parte médico en el que aparece el madrileño hace alusión a unas "molestias en la parte posterior del tobillo". Una semana más tarde el diagnóstico había mutado a "molestias en el gemelo".

El día 26 del mismo mes se le practican unas pruebas en Hospiten y el club informa de ello: "una ecografía y un tratamiento específico en el tendón". El mediocentro se perdió las doce jornadas posteriores a su primera ausencia, todas hasta la finalización del curso 17/18.

En los siguientes partes médicos no hay novedad hasta que el 17 de abril, en el que ya se refleja la "tendinitis aquílea". Su primer intento de retomar el trabajo con sus compañeros se produce el 13 de mayo. Algo no fue bien del todo. Las molestias persistieron y Aitor dio un paso atrás en su recuperación.

Cerrada la temporada, el jugador se llevó trabajo para las vacaciones. El objetivo era que iniciara, progresivamente, la incorporación al grupo en la pretemporada. El primer parte médico del curso 18/19, fechado el 14 de julio, incluyó al mediocentro por unas "molestias en el gemelo izquierdo". Así continuó hasta el emitido en el día de ayer, donde se añade de nuevo una "tendinitis de Aquiles". Es este el verdadero problema de un hombre que, entre 2o13 y 2018 se perdió solo tres encuentros con el Tenerife por motivos físicos y que lleva ausente por esta dolencia quince hasta el momento en estos seis meses.

Ni la consulta externa ni los cambios de tratamiento le han permitido encontrar la luz al final del túnel. "La verdad es que se han buscado muchas alternativas y muchos caminos y no avanza todo lo que nos gustaría", admitió ayer el técnico. Consciente de que se trata de una "lesión complicada", pidió ser "prudentes" al tratarse de una "zona delicada" y se refirió a los plazos. "Esperemos que esta vez sí se vayan cumpliendo. Hay que intentar que la siguiente vez que entre en la dinámica del grupo sea la definitiva porque en el otro periodo parecía que iba mejor y tuvo esa recaída", añadió.

El jugador, como todos los lesionados, guarda silencio. El club, como es su costumbre, se remite a exiguos partes médicos sin dar explicaciones. Ni siquiera cuando uno de sus capitanes, un jugador ajeno a las lesiones, supera los seis meses de baja.