El escenario donde la selección española va a disputar todos y cada uno de los choques de la Copa del Mundo Femenina, que arranca el próximo sábado, no es indiferente para dos de las jugadoras que tendrá bajo su mando el seleccionador Lucas Mondelo.

La alero balear Alba Torrens y la interior cántabra Laura Nicholls formaron parte del combinado nacional que levantó el segundo Europeo sub-18 de la historia de España -el primero cayó en 1998 en Turquía-. Fue en el estío de 2006 y sobre el firme del Pabellón de Deportes de Tenerife Santiago Martín donde las júnior rojigualdas se doctoraron. Doce años después, el próximo domingo 30 de septiembre, cuando se dirimen los metales de la cita planetaria, se podría dar la circunstancia de que ambas jugadoras vuelvan a subir al podio de "La Hamburguesa".

Las bases Gabriela Ocete y Carla Agulló; las escoltas Anna Carbó, Noelia Oliva y la propia Torrens; las aleros Tamara Abalde -hija del excanarista Alberto Abalde- y Jael Freixanet -también retoño de otro exaurinegro como Jordi Freixanet-; las ala pívots Aauri Bokesa, Nerea Moreno y Laura Herrera; y las pívots Alejandra de la Fuente y la mentada Nicholls fue la relación de jugadoras elegidas por el seleccionador Miguel Méndez. A su lado, como técnico ayudante estuvo José Ignacio Hernández, actual director técnico de selecciones femeninas de la Federación Española de Baloncesto -FEB-.

A pesar de que la "película" terminó de la mejor manera posible, España no lo tuvo fácil en la primera fase del campeonato. De hecho, empezó ganando de uno (65-64) a Turquía con un tiro libre anotado a seis segundos del final por Oliva. Entre Nicholls y Torrens no alcanzaron los 10 puntos.

El revés llegó en el segundo día de competición. Suecia ganó por la mínima (49-48) en el Santiago Martín, gracias a los malos porcentajes españoles desde el tiro libre.

El toque de atención surtió efecto y una selección obligada batió (65-73) a Rusia, con más de un millar de aficionados en las gradas y 12 puntos tanto para Alba como para Laura, para plantarse en la segunda fase.

En ella, la sub-18 pisó el acelerador para dar buena cuenta de Francia (56-63, con 12 puntos de la de Binissalem), de Hungría (62-54) y de la República Checa (43-50). De este modo, quedó primera de su grupo y se clasificó para las semifinales.

Ya en la lucha por las medallas, y con un recinto casi rozando la media entrada, la selección se tomó cumplida revancha de su única derrota en el Campeonato de Europa Júnior. El 64-45 final no dejó lugar a dudas de la superioridad del combinado anfitrión. Torrens contribuyó con 13 enteros, por los ocho de Nicholls.

España arribó al partido definitivo con el objetivo de intentar dar la sorpresa. Y es que la auténtica favorita era Serbia y Montenegro, que venía como vigente campeona, en la Isla no había perdido un partido y estaba deslumbrando con su juego. Pero las locales realizaron un parcial de 17-4 en el tercer cuarto que volteó la final. El 78-74, con 12 puntos de la mallorquina, desató la algarabía de los más de 3.000 espectadores de un Pabellón Santiago Martín de oro.