El tándem de humor formado por los actores andaluces Manolo Medina y Javier Vallespín, compañía Teatro Sí Jerez, son una mina de risas aseguradas. Estos comediantes, que mantuvieron su primer montaje, "Dos hombres solos, sin punto.com", durante diecisiete años en escena, con medio millón de espectadores y mil doscientas funciones, amenazan con una nueva comedia, "Qué mala suerte tengo pa tó". La presentarán el sábado, día 6, a las 21:00 horas, en el teatro Leal de La Laguna.

Este montaje, con alrededor de dos horas de duración, aunque todo depende de cómo reaccione el público, se desarrolla en un piso imaginado que comparten Manolo y Javier, al que se han mudado para cambiar de vecindario, porque cuando vivían en el anterior apartamento se corrió el rumor de que eran una pareja de hecho. Argumento que sirvió para "Dos hombres solos, sin punto.com".

Como destacaron ambos actores, su humor se caracteriza por ser muy directo, natural y "mu" andaluz , recursos que les ayudan con éxito a romper el "hielo" entre el espectador y los personajes que representan. Una continua carcajada, incluso con peligro de mearse si uno anda flojo, como ya ha ocurrido comentaron, es lo que asegura este dúo cómico, si no devuelven el importe de la entrada.

Un abanico y un delantal con lunares son los únicos elementos que quedan de su anterior comedia, que viste con elegancia Medina, gordito, calvo, amanerado, con cierto aire afeminado y una verborrea con deje andaluz casi imparable , que hace de ama de casa. Mientras, Vallespín hace de amo de la casa, el que trabaja fuera y trae el dinero para subsistir.

La trama de esta nueva propuesta, repleta de nuevas aventuras y ocurrencias, gira en torno a la petición de Javier de que redecore el nuevo hogar, que tenga un aire muy varonil para evitar habladurías. "Cuando llego el salón, todo pintado de rosa, con una decoración rara. Aquello parece el salón de Mariano Vaquerizo. Todo el mundo piensa que estamos liados y al final de la obra hay una sorpresa bastante agradable", matizó Vallespín.

A pesar de que tienen un guión preestablecido, la improvisación come a sus anchas en sus representaciones, en las que nunca hay dos iguales. Es muy importante en el estilo que practica este dúo de actores autodidactas, que desde que se levantan hasta que se acuestan llevan una relación cómica, llena de cachondeo.

"La gente ve naturalidad en el escenario, porque hay mucha complicidad entre los dos. Cuando subimos al escenario el noventa por ciento del personaje somos nosotros, pero disfrazados. El diez por ciento restante lo interpretamos. Incluso no hemos cambiado nuestros nombres reales, somos Manolo y Javier" .

Estos hombres de escena por dotes naturales siempre tratan de "llegar" al público incluyendo en sus actuaciones claras referencias al lugar en el que actúan. Muchacho o mojo picón, entre otros localismos, serán palabras que estarán presentes en sus monólogos, diálogos, chistes, citas y sentencias que rebosan humor y visten su comedia con la gracia andaluza por antonomasia.

Medina y Vallespín reconocen que no han estudiado nunca en una escuela de actores. "El artista que es artista se levanta y se acuesta artista porque su madre lo parió así. Si en verdad tienes paciencia y talento triunfas, aunque la paciencia es lo peor. Llevo años viviendo de esto, pero he sido de los de la luz cortada o el casero que me echaba del piso, pero no se me ha caído nunca la sonrisa de la cara. Estaba seguro de que me llegaría esto, pero hay que tener talento. Las escuelas de actores te forman muy bien, pero a veces te pueden quitar naturalidad, esa esencia con la que naces", aseveró Manolo.