Solo en el mundo de la política es posible encontrar la figura de un maltratador que critica que su víctima se resista y proteste. Porque en cualquier otro ámbito de la vida ese comportamiento despertaría la repulsa. Al Gobierno de Canarias, en particular, y a los nacionalistas y colectivos sociales de las Islas, se les acusa de estar creando un clima de hostilidad con el Gobierno peninsular y sus voceros en el Archipiélago. El colmo. Que las víctimas del abandono protesten y se revuelvan se considera "hostilidad".

Solo desde una extrema ceguera, procedente de la obediencia jerárquica a Madrid, se puede mantener el discurso de que los maltratados deben permanecer en un resignado silencio. Los últimos acontecimientos que marcan las relaciones entre Madrid y Canarias están sesgados por el marchamo del desprecio y la ignorancia. La visita del presidente del Gobierno peninsular a Lanzarote, la primera que realizaba a las Islas, es una muestra clamorosa de todo esto. Porque el presidente de todos los españoles, que acudió en visita oficial a Canarias, pasó olímpicamente de entrevistarse con el presidente de todos los canarios. Tuvo tiempo para reunirse con el secretario general de su partido político en las Islas, dos horas para analizar la situación del Partido Socialista en las Islas. Reunión y consabida foto "oficial". Pero no lo tuvo para ver en persona las penosas condiciones en la que se están albergando los inmigrantes que han llegado a Lanzarote y para escuchar las necesidades del Cabildo insular de Lanzarote. Las confusas explicaciones posteriores, que no saben si calificar el viaje de oficial, institucional o privado y que llegaron incluso a definir que se trataba de una inverosímil invitación del presidente del Gobierno de Portugal, Costa (imagínense, una invitación al presidente del Gobierno español en una isla de su propio país), no hacen más que profundizar en la incoherencia y la ofensa. Canarias no es propiedad de Coalición pero el presidente Sánchez debe respetar a todos los canarios respetando también a su presidente.

Desentenderse de los problemas de la inmigración en las Islas, por parte del Gobierno del Estado, es otra vuelta de tuerca de esta situación en la que parece que hay que "castigar" a Canarias porque aquí no está gobernando el mismo partido que en Madrid. Atender debidamente a los inmigrantes, preocuparse por las condiciones en las que se les alberga y por el estudio de cada caso es una tarea tan humanitaria como recibir a los inmigrantes del Aquarius con un enorme despliegue de medios materiales y humanos. Es inconcebible, inexplicable e impresentable que el mismo Gobierno que con tanta diligencia se comportó ante una "crisis humanitaria", que consideró de refugiados a un importante grupo de personas a la deriva, haya escurrido el bulto con tanta ligereza ante otros seres humanos que huyen de la miseria con la misma desesperación y esperanza. Seremos las corporaciones locales canarias las que demos un paso al frente para asumir esa responsabilidad y colaborar con las instituciones de Lanzarote en esa tarea humanitaria. Esa responsabilidad que vamos a ejercer nos legitima para ser críticos con quienes no han sido capaces de colaborar en la tarea. Igual que personalmente también alabé en su momento la reacción del Gobierno español ante las sucesivas arribadas del buque Aquarius a los puertos españoles.

Pero no hay nada nuevo. Es el mismo comportamiento que está teniendo este nuevo y ya desgastado Gobierno en todo lo que afecta a Canarias. Aplicar el descuento del 75% a los vuelos de Canarias con Península fue una auténtica odisea que hubo de casi imponerse al Ministerio de Fomento, que cumplió el acuerdo casi a regañadientes, con maniobras del mal pagador. Y qué decir de los fondos que Canarias sigue esperando para los distintos convenios, en especial el de carreteras, cuya firma se dilata con todo tipo de excusas y argucias administrativas, o del dinero que la Administración central les debe a las Islas, por condena del Tribunal Supremo: casi ochocientos millones que tienen que pagar después de que el Gobierno entonces del PP se los quitara injusta y unilateralmente a Canarias.

Como dice esta vieja frase, una vez es casualidad, dos veces mala suerte y tres veces estadística. En todo lo que tiene que ver con las Islas Canarias, el Gobierno de Pedro Sánchez solo encuentra problemas y atascos que se extienden en el tiempo. En todo lo que tiene que ver con nuestra tierra, la política es la del obstáculo y el inexplicable retraso. Los votos de los nacionalistas canarios, que tanto influyeron en que nuestro Archipiélago fuera tenido en cuenta, son ahora despreciados. Todo el interés estratégico del Gobierno está en contar con el apoyo de Podemos, de los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos. Y esa realidad, que se deriva de la matemática parlamentaria, es lo que ha producido el desinterés y la indolencia de Madrid con Canarias.

Pero lo que me indigna es que nos acusen de enrarecer las relaciones institucionales y crear un clima de hostilidad por protestar. No solo nos maltratan y nos ignoran, sino que además exigen que seamos víctimas silenciosas. En su momento lo hizo el Gobierno peninsular del PP cuando tuvo mayoría absoluta y ahora lo hace el del PSOE cuando los votos del CC no son estratégicos para mantenerlo en el poder. Saquen sus propias conclusiones. Pero, sobre todo, no protesten porque dirán que los están hostigando.

*Presidente del Cabildo de Tenerife