La Virgen de Candelaria pernoctó ayer en la parroquia de La Concepción, donde se refugió del agua caída al término de la misa de despedida de Santa Cruz. Fue una operación milimétrica cargada de emoción cofrade para bajarla desde el escenario hasta la plancha de una grúa que la trasladó de nuevo a la parroquia matriz. Pedro Arvelo, capataz de la cuadrilla de costaleros de la Hermandad del Rosario, de la parroquia de Santo Domingo de La Laguna, fue el encargado de marcar los primeros movimientos. La maniobra acabó con cuatro vivas a la Virgen que rompieron el silencio a cargo del propio Arvelo y del también conocido cofrade Antonio "Tato" Regalado.

A partir de ahí, en un recorrido improvisado y desafiando al tiempo, y con la notoria ausencia de políticos, la imagen llegó a La Concepción con una comitiva en familia y gritos en su honor.

Hoy está previsto que si el tiempo lo permite salga a las 7 de la mañana rumbo a la Cruz del Señor para hacer un alto de 15 minutos y continuar el trayecto anunciado.