"Les dije que tenían que dar un paso adelante y ofrecer su mejor versión". José Luis Oltra ofreció las indicaciones tácticas oportunas, pero apeló también al descanso del Tenerife-Alcorcón al apartado emocional para buscar la reacción de cada uno de sus futbolistas en un momento muy delicado. Y es ese ámbito el que peor incidencia estaba teniendo estas últimas semanas en un equipo que funcionaba de forma académicamente correcta, pero al que le faltaba algo para conectar.

Rubén Rodríguez, licenciado en psicología y máster en psicología y coaching deportivo, tiene claro que el conjunto blanquiazul arrastraba un fuerte lastre. "Entiendo que había unas expectativas que no se estaban cumpliendo, relacionadas con la aspiración a jugar el playoff y acabar logrando el ascenso", explicaba refiriéndose al "mal arranque de temporada" y al efecto que provocó el cambio de entrenador.

En este sentido, Rodríguez considera que "lo que significa (José Luis) Oltra para la Isla, como referente que ha sido por el ascenso que logró, permitió en Córdoba un atisbo de cambio", pero esa reacción "no tuvo continuidad porque las cosas no terminaban de salir bien". De ahí que el partido del pasado sábado ante el Alcorcón se jugara bajo una fuerte presión, agravada por el ambiente que se respiraba en la Isla los días anteriores.

"Comenzar 0-2 es el peor escenario posible. A nivel emocional es una situación muy estresante, teniendo en cuenta que la competición ya es, de por sí, la situación de mayor estrés. Pero entonces ves que el plan de partido no se cumple y es una losa bastante pesada que tienes que cargar", reflexiona el psicólogo del Dimurol Libby''s Haris.

La reacción de la segunda parte tuvo que ver con la charla del descanso que ofreció Oltra. "Buscó esa reacción desde el punto de vista emocional. y surtió efecto. El equipo tiró de resiliencia, de capacidad de superación. Los jugadores se comportaron como un equipo, todos a una. Hubo unión y conexión entre todos", expuso el especialista antes de redondear su apreciación añadiendo "al banquillo, también cuerpo técnico y afición". Incluso apreció un "cambio" en la grada. Para Rodríguez, "hubo un factor importante, que se pasa del 0-3 al 1-2 y ahí el equipo dijo puedo". Fue ahí cuando el grupo vio que "era posible tirar hacia arriba". El gol de Malbasic fue "un bálsamo de confianza, de seguridad" y ayudó al Tenerife a "creer en su nivel deportivo".

Suelto, desbocado en ataque y agresivo en la presión para recuperar el balón, el cuadro de Oltra agobió al Alcorcón. "El 1-2 aportó fe. El equipo vio que estaba generando peligro, que podía hacerlo y se vio reflejada esa creencia en ir a buscar la victoria después del empate", aportó el psicólogo que trabajó once años en las categorías inferiores del club insular.

La remontada demostró "que hay fortaleza" en la plantilla. "Podemos pensar que están tocados, pero la realidad es que demostraron atrevimiento, coraje y rabia". En este sentido, Rodríguez apuntó que "los jugadores no se quedaron congelados tras el 0-2", sino que se centraron "en lo que estaban haciendo, evitando pensar en lo sufrido" en esos cuatro minutos.

"En cualquier situación, si vas más allá de lo que haces en cada momento la probabilidad de error se incrementa", dijo para proponer a continuación que se refuerce "la idea de que lo que puedes controlar es lo que tú hagas". Esta victoria permitió a los blanquiazules convencerse de que "se puede lograr todo lo que queramos como equipo y que están preparados para competir mejor e ir hacia adelante".

Rubén Rodríguez

psicólogo especializado en deporte