Es alucinante ver cómo Canarias sobrepasa en su máximo motor económico, que es el turismo, todos los récords en llegadas, pernoctaciones y todo tipo de parámetros, y darse cuenta de que hay un paro no estructural que una de las 10 mayores industrias turísticas del mundo es incapaz de acoger. Vienen más de 15 millones de turistas que comen aquí, duermen aquí, se van de juerga aquí, compran aquí y no somos capaces de que el sector pueda emplear nada más que a una mínima parte más que cuando las cifras de visitantes eran mucho menores. Y aquí nadie es capaz de dar con la clave. Los hoteleros se justifican contando que hacen lo imposible y más, y hasta nos cuentan datos escalofriantes de las contrataciones y los sueldos, pero lo cierto es que Canarias, obligatoriamente, tiene que diversificar su modelo económico porque el balance de la pobreza en contraposición con los ingresos de los hoteleros parecen no ser de justicia. Quizás no puedan y no den para más.

En contraposición a esto, el sector de la construcción espera su momento, el momento que ellos estiman que es el de la modernización del trazado viario principal en Tenerife, para demostrar que ellos si son un sector locomotora a diferencia del turismo. Cuando la construcción arranca, la cantidad de subsectores que se ponen en marcha son infinitamente mayores que los que el turismo ha podido aportar. Camiones, ruedas, hormigón, gasoil, todo tipo de elementos de ferretería, profesionales de todo tipo; los constructores lo tienen claro y parece que es intachable tal y cómo lo expresan y tal y como ha respondido el turismo a la crisis de la ciudadanía canaria. Y yo me temo que estoy con ellos, y que la calentura de Oscar Izquierdo, presidente de Fepeco es un grito de socorro de toda la sociedad tinerfeña.

@JC_Alberto