Lo normal es que, según se acercan las elecciones, en las instituciones políticas que no tienen mayoría absoluta los partidos, y están por ello sujetos a pactos, las cosas que tan bien iban durante los casi cuatro años anteriores empiecen a resquebrajarse. De cara a ganar unas elecciones hay que hacerse notar y hay que tener un proyecto propio que se diferencie de cualquiera que sea la fuerza política con la que ha pactado. De lo contrario, el ciudadano pensaría que, así las cosas, por qué demonios iban a cambiar su voto. Ese es el motivo por el que ustedes van a presenciar distanciamientos y acusaciones donde nunca las hubo, y es que esto de la política, si bien tiene mucho de ciencia, también tiene pilares fundamentales en cada contienda.

Curiosamente, el primer municipio previo a las elecciones donde esto ha ocurrido es en La Laguna. Y he aquí la excepción, porque el PSOE deja a CC por una batalla interna de lo más rocambolesca. Mónica Martín, líder indiscutible y funambulista de los socialistas oficiales en el Ayuntamiento lagunero, que se ha mantenido junto al alcalde, José Alberto Díaz, se ve traicionada por su partido a la hora de no ser designada candidata oficial, apoyando la claque de Ángel Víctor Torres y Gustavo Matos, que no manda prácticamente nada, pero que es un pelota que muere por ser la voz de su amo con tal de trepar. Despechada por el destierro en La Laguna, se rompe el pacto y si la moción sempiterna es inviable, todo apunta a que la próxima candidata del PSOE lagunero sería la misma que hoy lo lidera y que los Rubens Ascanio, Santiago Pérez y Javier Abreu, con sus adláteres, quieren fulminar. Que siga el espectáculo.

@JC_Alberto