Roberto no podía seguir escuchando la radio. Llegó un momento en el que los mensajes políticos emitidos a manera de soflamas electoralistas le obligaban a ejercer su legítimo derecho al cabreo. Dentro de su afición por leer periódicos extranjeros para postergar los problemas de Canarias, topó con el reflexivo artículo de Thomas Winship, exdirector del Boston Globe y anterior presidente del Centro de Periodismo Internacional de Reston. El documento que cayó en sus manos, mientras permanecía durante casi dos horas con el motor apagado en las colas de la TF-5, planteaba la existencia de lectores norteamericanos que empezaban a no leer periódicos porque les causaba temor y apatía al ofrecer una visión catastrófica del mundo. El avispado periodista se preguntaba si es buen periodismo el que presenta la idea de un mundo o de una sociedad "sin esperanza". En las cafeterías se hablaba de lo mismo: de los atascos; de la tasa de paro; de lo que cobra el presidente mientras cientos de barrios luchan contra la pobreza y la exclusión; la violencia machista; la corrupción y los homenajes electoralistas con dinero público? se cansó de oír siempre la misma cantinela. Roberto tenía pocas opciones de viajar al futuro para comprobar si la cosa había cambiado, puesto que además, los testimonios de "viajeros al futuro" no le convencían mucho. No obstante, esperaba que la raza humana estuviera gobernada por una inteligencia artificial, dado que la actual no va mucho más allá de un buen bocadillo de mortadela. La única posibilidad que le quedaba para descubrir con certeza algún giro en el futuro de Canarias era su amigo Dipu. La comunidad hindú celebró esta semana la Navidad y la bienvenida al año nuevo 2075, por lo que ellos advertirían cómo se encuentra Canarias casi 50 años después, tiempo suficiente para cambiar de estilo. Su amigo, que había consolidado una gran empresa de electrónica en la Isla, aceptó de buen grado la petición de su colega, a quien citó en el club un día después. Roberto iba a conocer por fin el testimonio de alguien con ventaja temporal y espacial. "El futuro nos ha venido bien a todos, amigo; disfrutamos de unas ventajas fiscales y un nuevo REF que ha permitido la eliminación de la clase media y un acceso rápido y eficiente al mercado productivo. Ya no tenemos lista de espera porque hemos logrado privatizar la sanidad. Tampoco colas gracias a las mejoras en el tren del Norte y el Sur, porque no sé si sabes que ahora tardan cinco minutos en llegar a Las Américas desde Los Realejos", explica Dipu. "Qué buena noticia, y yo que llegué a pensar por un momento que todo seguía igual", exclamaba Roberto. "Lo cierto es que hemos sabido vender mejor el destino que en 2017, principalmente con la creación de un parque temático sobre microalgas y un itinerario guiado por barrios marginales para que los turistas conozcan cómo se vivía antes en la periferia; fíjate, que volvió otra vez con fuerza el Centro Canario Nacionalista (CCN), ¿te acuerdas? Increíble", continuaba Dipu. "La Agencia de Meteorología acierta con sus predicciones, igualito hace años; estamos rozando el pleno empleo gracias a las políticas de los tecnócratas. Hemos avanzado en el ranking Shanghai, y la Universidad de La Laguna y la de Las Palmas gozan de una reputación internacional. En definitiva, vivimos todos mucho mejor en este paraíso llamado la nueva Canarias", concluía Dipu. La satisfacción en Roberto era plena. Antes de que ambos salieran del club, el propietario y primo de Dipu, Yoghesh, lo llamó a capítulo. "Dipu, no podemos seguir calmando la desazón de los amigos canarios que vienen a preguntarnos por su tierra; entiendo que no les quieras decir que la situación es la misma, pero, por favor, dejemos que el devenir haga su trabajo con la clase política". "Será la última vez, de verdad", apostilló Dipu.

@Luisfeblesc