La Concejalía de Patrimonio Histórico de La Laguna ha verificado un total de 25 yacimientos arqueológicos en el ámbito de la zona de importancia arqueológica de los enclaves de Tejina y Milán, en el noreste del municipio. En este caso, se trata de los primeros resultados de las investigaciones que está realizando el área que dirige la concejal Candelaria Díaz, impulsora del proyecto Prospección Arqueológica del barranco Tejina-Milán.

En este caso, se trata de uno de los trabajos que se incluyen en el objetivo final de inventariar el patrimonio arqueológico del municipio para ponerlo en valor, protegerlo y tenerlo en constante revisión para su estudio.

El caso de los 25 yacimientos constatados del barranco Tejina-Milán, a los que se les pueden sumar algunos más, han sido importantes porque han ofrecido una información esencial para conocer las formas de vida de los primeros habitantes, indígenas de Tenerife o guanches, que ocuparon esta parte del municipio.

El objetivo fundamental de este trabajo técnico ha sido el de realizar un reconocimiento exhaustivo y preciso del contenido arqueológico de este tramo del barranco, que nace en el entorno del pago de Pedro Álvarez, en Tegueste, y que desemboca en la Caleta Milán, en el término municipal de La Laguna. Los tramos que han sido investigados son los de La Fuente, que cuenta con tres yacimientos; Tejina, con dos, y el tramo de Milán, que tiene 20 yacimientos. Los motivos de la desproporción entre las diferentes localizaciones, según recoge el informe, se derivan de la dificultad existente para acceder a los tramos, siendo el de Milán el menos accesible.

En cuanto al uso, el 32% son yacimientos domésticos y el 68% lo son funerarios. Por tramos de barranco, el 100% de los yacimientos ubicados en el de La Fuente son funerarios, y en el del ámbito del pueblo de Tejina se reparten al 50% cada una de las dos tipologías. En el de la zona de Milán, el 35% son cuevas de habitación y el 65% son cuevas sepulcrales.

Además, los investigadores afirman que la práctica totalidad de los yacimientos arqueológicos localizados (todos ellos en cueva) han sido alterados ya sea debido al uso histórico de las cavidades como espacios de interacción, con especial importancia de tipo agropecuario (corrales, rediles, almacenes, depósitos de vertidos de aguas residuales, etc.), o porque la mayoría ha sido sometida a expolio o saqueo.

La responsable del área, Candelaria Díaz, manifestó que el objetivo a largo plazo es "ir ampliando progresivamente estos estudios a la totalidad del municipio, lo que permitirá actualizar la información disponible y complementar las labores divulgativas que se vienen realizando desde el inicio de este mandato".

"Recientemente, ya contamos con un inventario patrimonial basado en Sistemas de Información Geográfica que incorpora casi un centenar de yacimientos arqueológicos y que, como en el caso de Tejina, irán ampliándose a partir del año que viene (2019)", apuntó.

Recordó que este inventario se está realizando "para ser incluido en el Plan General de Ordenación del municipio, así como los trabajos de fotogrametría de las estaciones rupestres, los informes pertinentes realizados en las obras de peatonalización de la calle Núñez de la Peña o los del proyecto de consolidación de la ruinas de la iglesia de San Agustín".

El de la zona de los ámbitos de Tejina-Milán, es sólo uno de los tramos de un barranco que desde hace muchos años, es uno de los centros de mayor interés arqueológico para los investigadores. Este barranco, que comparten dos municipios (Tegueste y La Laguna), recibe diferentes nombres en función del tramo. En orden descendente las denominaciones serían: Barranco de Pedro Álvarez-Las Tapias-Agua de Dios-El Pozo (en Tegueste), y Tejina-Milán (en La Laguna).

Interés y puesta en valor por Diego Cuscoy

El barranco desde su nacimiento en Tegueste hasta su desembocadura es uno de los más investigados en relación al mundo aborigen, quizás junto a Las Cañadas del Teide, un interés investigador que nació, principalmente, en el siglo XIX. En este caso, fue Luis Diego Cuscoy en la década en los años 40 quien había realizado algunas prospecciones arqueológicas y excavaciones en los tramos laguneros del barranco, marcando el antes y después de la investigación, información y recopilación material de estos yacimientos, algunos que se encontraban olvidados y enterrados hasta el día de hoy.