El Juzgado de lo Penal número 7 de Santa Cruz de La Palma ha absuelto al director, César Gil, y a los tertulianos de diferentes programas de Radio Murión de un delito continuado de injurias y calumnias, tras una querella presentada por Rosendo Luis Cáceres, reconocido por su vinculación al negocio del agua de la Caldera de Taburiente, y por su hijo Rosendo Luis Brito, arquitecto municipal en Tazacorte.

La realidad es que en los programas hubo insultos que se recogen en la propia sentencia como "cacique, caradura, cantamañanas, corrupto, esperpento, vergüenza humana, habría que echar matarratas", "delincuentes, sinvergüenzas, golfos, marranos, morralla, metástasis, la madre que los parió, mala entraña, mala gente"...

La juez resuelve que "las libertades de expresión e información son preponderantes si contribuyen a la formación de una opinión pública libre". Va incluso más allá y subraya que "la libertad de expresión tiene el nivel máximo de protección (...) y comprende la crítica de la conducta de otro, aun cuando la misma pueda molestar o disgustar a quien se dirige".

La jueza no justifica todos los insultos, "por ir al núcleo de la protección del honor", pero aclara que "las expresiones que no quedan amparadas por el ejercicio legítimo del derecho a la libertad de expresión no son constitutivas del delito que se pretende".