Siempre que preguntan por qué me llamo Mat, les digo que es una abreviatura de Matías. Mi padre era un ávido lector de novela negra y su autor de cabecera, era un tal Lawrence Block, que tenía un personaje llamado Matthew Scudder. Nunca llegué a sentir una devoción por este Lawrence (soy más de "Lawrence de Arabia"), pero me gustó la versión que hicieron de su novela "Ocho millones de maneras de morir", especialmente el papel de Rosanna Arquette. Mi existencia no es fácil. Soy solidario con las más de doscientas mil almas que pueblan Santa Cruz. Sin un solo día de descanso y en estas semanas menos aparcamientos con la llegada de Rambo a la capital. Así que es tiempo de adelantarse a los acontecimientos. Como Mercadona, que ya vende su Roscón de Reyes antes de que El Corte Inglés declare oficialmente el comienzo de las fiestas con su alumbrado navideño. No suelo apostar mi suerte a ningún décimo de lotería. Sin embargo Mini-Vil me ofreció uno, con un jugoso añadido por encima del valor. Hay que tener un perfil para ser vendedor. En su día, los había de enciclopedias, hoy las compañías telefónicas y los bancos no paran de ofertarte productos que ni quieres ni desearás suscribir. Los únicos que venden lo que necesitas son los chinos y los manteros. Sin embargo, estaba seguro que Mini-Vil necesitaba esos 3 euros de ganancia. Lo dejé hablar. Se explayó intentando convencerme que este año se apostaba por el juego responsable. Aunque luego apostilló que lo sensato sería esperar a la celebración del sorteo y después comprar el décimo, para no correr riesgos. En ocasiones, pienso que es más inteligente de lo que la gente cree. Me dijo que premio es compartirlo. Personalmente, creo que Canarias debería articular su propio sorteo. Supongo que habría una dura pugna sobre qué niños y niñas cantarían. Si los de San Ildefonso, los del Luther King, Las Escuelas Pías, Dominicas, Pureza o Salesianos. Mini-Vil tenía al hombre adecuado para el spot publicitario: ¡qué mejor reclamo que don Miguel Zerolo con el décimo premiado en su mano derecha!

Afortunadamente, en Tenerife vivimos en la inopia. En la Península muchos piensan que somos africanos y nos pasamos el día subiéndonos a los árboles a recoger plátanos y cocos. Salvo en la Cataluña interior que nos consideran a todos fascistas por haber permitido la salida de Franco en el Dragon Rapide. Bueno, en esa inopia y sin los convenios estatales firmados. Estamos en época de Ferias, empezando por el PIT, una feria que adquirió un protagonismo desde la época del caballero de la M en el pecho presidiendo el Cabildo. También son tiempos de EXPO CANDIDATOS. Mini-Vil me lo recordó la semana pasada. Quizá llevado por los efectos de su medicación, me preguntó cuál era el animal típico de Australia. Me vino a la mente el cocodrilo, no tanto por Michael Dundee sino por Linda Kozlowski. Aunque en un examen tipo test tacharía el cuadradito de Australia=Canguro. Entonces, Mat, ¿por qué ese partido suelta gaviotas? Supongo que si fuera Australia la candidata sería un espectáculo ver canguros por las calles. Pero eso solo ocurría si el candidato oficioso encabezara a las gaviotas en su Bilbao natal.

Hablando con Mini-Vil abrí una excepción de las pinturas de Goya y su "El sueño de la razón produce monstruos". A veces produce líderes. Me contó el sueño de una noche de otoño que tuvo con el ingenioso caballero don Carlos Alonso Quijano. No lo corregí, a los locos hay que dejarles dar rienda suelta a sus desvaríos. De memoria me confesó que frisaba la edad de cuarenta y ocho años. Era de complexión recia, barba caballeresca y mirada sabia, y quiso salir a recorrer su ínsula tinerfeña y poner nombre a su rocín, con el que acudía al club hípico de la Atalaya: Cabildante. Como buen caballero, dispuso incluir en su andanza, un escudero gomero: Efraín Panza. Él sería, igualmente, el responsable del comercio, industria y desarrollo económico de la ínsula. Y, en el sueño de Mini-Vil, emprendió la andanza.

-¿A dónde vamos señor?

-Al sur de la ínsula, debo librar una batalla contra el caballero de la M en el pecho. Dicen que ha escrito un libelo, que llama sus memorias, para estas Navidades. Amigo Panza, estoy convencido, ¡voto a bríos!, que intentará modificar la historia a su antojo pero recibirá su justo castigo. Presidente del Cabildo soy, y mi afán es deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. Mejorar Tenerife, amigo Efraín Panza, no es utopía ni locura, sino justicia. Aún entre demonios hay algunos que lo son más que otros, y entre hombres malos suele hallarse uno bueno. Debo emprender esta gesta porque el que no goza de la ventura de un mandato cuando llega, no debe quejarse cuando pasa. Pocas veces se consigue algo sin hacer daño.

-¿Se refiere, mi señor, a Las Palmas o al caballero de la M en el pecho?

-Sabed, amigo Panza que no es un hombre más que otro, sino hace más que otro.

-¿Se refiere, mi señor, a Las Palmas o al caballero de la M en el pecho?

Sin contestación, camino hacia el sur descubrieron hileras de molinos de viento

-La ventura nos guía, ¿ves allí, amigo Efraín Panza, donde se descubren los desaforados gigantes, con quien pienso batallar? Es un gran servicio a Tenerife quitar la mala simiente que nuestro enemigo el caballero de la M en el pecho puso sobre su faz.

-¿Qué gigantes, mi señor?

-Aquellos de brazos largos, de casi dos leguas desde Granadilla hasta San Miguel

-Mire vuestra merced que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento del ITER y lo que en ellos parecen brazos son las aspas.

-Un ardid de nuestro enemigo el caballero de la M en el pecho para confundir a todos los tinerfeños que disfrutan con el juglar Pepe Benavente. Adoro sus mesteres: "Quién pudiera tener la dicha que tiene el gallo, el gallo sube? echas un polvorete..."

-Sí, mi señor,..."rakatapun chinchin y se sacude".

-Amigo, Panza hay que invitarlo al concierto de fin de año en el puerto. Y te repito: son gigantes puestos ahí por el Caballero de la M en pecho.

Sin atender a las voces que su escudero Efraín Panza le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos del ITER y no gigantes, el hidalgo caballero se encomendó de todo corazón a su señora Tenerife y al Padre Teide, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Cabildante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos,

-¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía?

-Calla, amigo Panza, que las cosas de la guerra están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y gracias al padre Teide no pasa ese tranvía con el que el Caballero de la M en el pecho quería conectar el sur de la isla. Y mentirá en sus memorias con tal de quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene. Más poco han de poder sus malas artes contra la bondad de mi gestión.

Y sin parada en el puerto de Granadilla, parado en el tiempo, ajeno al sueño inacabado del caballero de la M en el pecho, llegaron hasta la playa del Médano. Hasta allí habían acudido los señores feudales sureños de la Hermandad de la Rosa, alguno de los cuales pretendía robarle su más alta distinción como Gran Maestre del Cabildo. ¿Cómo imaginar ahora, viendo la playa llena de turistas, chiringuitos y tenderetes, a don Alonso Quijano mirando venir hacia él a un hombre a caballo, armado asimismo de punta en blanco, que en el escudo y en su pecho pintada una M en grande y formato "Time New Roman 700"? Traía con él a los 1.001 ancianos con los que se había reunido en una posada del norte de la ínsula. Los dos caballeros se retaron a duelo al lado del mar si ninguno de los dos accedía a reconocer su gestión como la mejor para la ínsula. Don Alonso Quijano preguntó a su rival:

-¿Por qué ese librejo editable en Navidad, que es noche de paz y noche de amor?

El caballero de la M en el pecho, con corteses y discretas razones, desechó la no publicación de sus memorias, cuya presentación quería que fuera rodeando a la escultura de La Sabanda en Punta del Hidalgo. El caballero don Alonso Quijano, encomendándose al Padre Teide y a su ínsula tinerfeña (como tenía costumbre al comenzar batallas y plenos insulares), arremetió y en el envite (siete, nueve, chico fuera) dio con el caballero de la M en el pecho por el suelo. Fue luego sobre él, y poniéndole la lanza sobre la visera, dijo:

-¡Vencido sois, caballero de la M en el pecho, y aún muerto, si no confesáis las condiciones en que me dejasteis el Auditorio y el Recinto Ferial!

Por primera vez en el relato de su sueño crucé mi mirada con la de Mini-Vil.

-¿Y cómo acabó la historia?

-¡Mat! El caballero de la M en el pecho aceptó la brillante gestión de nuestro valeroso caballero don Carlos Alonso Quijano y abjuró de sus memorias. Luego él, montando a Cabildante y su escudero, Efraín Panza, regresaron al Cabildo, fueron felices y comieron perdices.

Deduje que fueron las perdices las únicas derrotadas de la andanza. Le compré el décimo de lotería que acababa en 75 y nos fuimos a tomar un cortado, en el Metropolitano del caballero de la M en el pecho, a una crepería lagunera llamada 7 vies.

Bocados de realidad (XXVI)