El Diario de Sesiones del Congreso no describe el escupitajo denunciado por el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, aunque sí las palabras del ministro asegurando que la Cámara "es el lugar donde se argumenta con la palabra, no el lugar donde se escupe a los diputados".

A lo largo de más de tres páginas, el Diario de Sesiones relata el incidente ocurrido ayer en el pleno, desde la tensión y las palabras gruesas durante el "cara a cara" entre Borrell y el portavoz adjunto de ERC, Gabriel Rufián, hasta la expulsión de éste y el supuesto escupitajo lanzado por el diputado republicano Jordi Salvador.

Los calificativos de "golpista" y "fascista" pronunciados en la sesión sí aparecen en el texto, aunque con la apostilla de que han sido retirados por orden de la presidenta, Ana Pastor.

Lo que no está descrito claramente es el escupitajo denunciado por Borrell, tan solo la reacción del ministro alertando del hecho con un "Ñeh!, Ñeh!.

El diario se limita a relatar que tras la expulsión de Rufián decretada por Pastor, el portavoz adjunto de ERC se levanta del escaño, hace el saludo militar y abandona el hemiciclo junto al resto de diputados de su grupo parlamentario.

A renglón seguido, el texto incluye la reacción de Borrell y sus posteriores palabras denunciando el ataque, pero no el supuesto gesto del diputado Jordi Salvador que, en todo momento, ha negado los hechos.

En cualquier caso, Pastor llevará el incidente a la próxima Mesa del Congreso para que estudie si es posible sancionar al diputado de ERC, aunque fuentes parlamentarias han asegurado que la presidenta del Congreso no llegó a ver el gesto.

En declaraciones a EFE, Salvador ha negado de forma tajante que escupiera a Borrell y ha asegurado que al pasar junto al ministro se limitó a hacer un gesto de "buff" ante la situación creada unos instantes antes.

No obstante, la sanción parece poco probable, ya que el supuesto episodio no parece acreditado con pruebas fehacientes.

En cuanto a Rufián, primer expulsado del pleno en los últimos 12 años, tampoco hay margen para actuar contra él, ya que el Reglamento no prevé sanciones adicionales, más allá de que tuviera que abandonar ayer el hemiciclo por orden de la presidenta.

De haberse negado a hacerlo, cosa que no ocurrió, la Mesa sí podría adoptar medidas adicionales, incluso la pérdida de alguno de sus derechos como parlamentario.